La ultraderecha arranca concesiones al PP.

Vox parece haber nacido para volver atrás en el tiempo, son en muchos aspectos como el partido de la más rancia tradición católica que defiende la dominación del hombre y que encasilla a la mujer en las labores del hogar y en el cuidado de los hijos, es como si la iglesia hubiera entrado en acción de la mano del partido de Abascal. Sin embargo, es sorprendente como en Andalucía al PP no le importa sentarse y hablar con Vox con tal de lograr la presidencia, ante la indiferencia de Ciudadanos.

No creo que muchos de los votantes de esta formación ultra conocieran todos los puntos de su programa político, atacar la ley de la violencia de género, derogación de las leyes de la memoria histórica, las referentes a los derechos de los colectivos  LGTB,  devolución al estado de las competencias en sanidad, educación, Justicia y orden público, deportación de más de cincuenta mil migrantes, cambio del día de Andalucía del 28 de febrero al 2 de enero, fecha de finalización de la reconquista, eliminación de la ley de plazos, y antes cierre de Canal Sur,... son los puntos programáticos de Vox, son como la vuelta al pasado, a los años del franquismo, tras la derrota del gobierno legítimo de la república. Al menos son los puntos que han llevado a la mesa de negociación con el PP, no se si realmente pretenden lograr todos ellos o lo quieren es poner en ridículo a los populares creando la división en sus filas y atrayendo hacia si al ala más conservadora de este partido. A ello indiscutiblemente ha contribuido Casado con esos juegos de palabras con los que ha intentado decir que realmente los planteamientos de los ultras son los mismos que los de los populares. Nunca pensé que ese joven aparentemente jovial y liberal era realmente el representante de la derecha más tradicional y extrema, para este líder lo importante es el poder y los medios ni la ideología importan, se está mostrando no solo como un discípulo del Aznar más retrógrada al que incluso parece superar.

Y mucho de todo esto se lo debemos al independentismo catalán, porque es innegable que el resurgimiento del sentimiento nacional español es consecuencia del ninguneo continuo de los separatistas, que juegan con la democracia y con las instituciones y que en base a mentiras y falsas utopías acerca de que la independencia es la panacea donde todo se resolverá ya que las culpas de todo las tiene el gobierno de España. Habrá que agradecer a Mas, Puigdemon y Torra parte del renacimiento de la derecha tradicionalista española, antes cobijada en el seno del PP y ahora resurgiendo como grupo político.