Todo se mueve en la política y la
teoría de que la historia se repite nos pone en guardia y nos debe alertar de
que algo hay que hacer. Europa es continente de conflictos, con dos guerras
mundiales en el siglo anterior, así como conflictos regionales como la
desmembración de las Balcanes. No debemos olvidar que la situación social antes
de la segunda guerra era muy difícil: desempleo, falta de protección social, grandes
diferencias entre la clase obrera y los ricos, y conflictos sin resolver como
consecuencia de los acuerdos tomados tras la primera gran guerra.
Ahora la situación tiene ciertas
similitudes, estamos saliendo de una gran crisis o mejor dicho saliendo y
entrando, las diferencias económicas entre asalariados y ricos se ha acrecentado,
el paro ha subido de forma alarmante, la frontera exterior de la Unión Europea
está sobrepasada con las migraciones procedentes de África y de las zonas de
conflicto como Siria, Iraq, Afganistán,… Todo este cóctel parece estar
afectando a la forma de pensar de muchos europeos, la derecha tradicional no
puede contener a su ala derecha y está sufriendo la huida de sus fieles hacía
posiciones de extrema derecha amparadas por mensajes nacionalistas, los de fuera
nos quitan el trabajo, los de fuera se aprovechan de nuestra sociedad, de
nuestra educación, de nuestra sanidad, reciben más ayudas que los naturales del
país, incluso hablan de la reconquista de los musulmanes como Vox en España.
Estos mensajes son fáciles de transmitir y calan directamente en la mente de las
personas, muchos no entienden que nuestra sociedad necesita mano de obra,
nuevos trabajadores que nos ayuden a mantener nuestro estado de bienestar, olvidan
que la mayoría de los migrantes vienen acuciados por la pobreza de sus países,
la cuál posiblemente haya sido consecuencia de las actuaciones depredadoras de
multinacionales europeas, americanas y ahora también chinas. Olvidan que muchos
conflictos bélicos son consecuencia de la lucha entre potencias, tanto
regionales como internacionales, pero que las armas que se utilizan están fabricadas
en occidente.
La aparición de grupos de extrema
y ultraderecha, en casi todos los países, Vox en España, la Liga Norte en
Italia, Alternativa por Alemania, el Partido de la Libertad en Austria,… su
entrada en los parlamentos, e incluso su participación en gobiernos son
ejemplos de su expansión y del calado que sus mensajes está teniendo en los
ciudadanos. A todo ello contribuye también la presencia al frente de los
principales gobiernos del mundo de personas de baja cultura política, casi sin
ideología, que lanzan de forma fácil los mensajes a los que hemos aludido y que
hacen del hecho nacional la bandera o único estandarte de sus políticas, nosotros primero, y los de fuera nos roban,
son los delincuentes y tienen la culpa de nuestros problemas. Trump con su
eslogan de América Primero, o el recién
elegido Bolsonaro en Brasil con un lema similar y su cruzada contra la
izquierda, son en cierto modo las lanzas de todo este proceso de nacionalismo exacerbado
que nos puede llevar a situaciones que pensábamos olvidadas. Recordemos que a la
extrema derecha le gusta utilizar la
democracia, para luego una vez situada convertirse en el pensamiento único que
domina los países. A estos partidos no les importa tirar de bulos, mentir para
conseguir sus objetivos. Ejemplos claros los tenemos cerca, lo que ha dicho Vox
en España, lo que dijeron los que alentaron el Bresit en Gran Bretaña, el Frente
Nacional en Francia, los mensajes del líder y ministro del interior en Italia,..
y a todo ello contribuye sin duda la política de Rusia, con su líder Putín deseoso
de conseguir de nuevo el imperio ruso, para lo cual nada mejor que debilitar a
los países de la sociedad del bienestar, influyendo a través de sus sistemas de
espionaje en las campañas electorales o fomentando conflictos como el del
independentismo catalán.
Tengamos cuidado, seamos racionales,
aprendamos a luchar con las palabras contra estos salva-patrias, porque nuestro
futuro puede estar en juego.
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