viernes, 22 de noviembre de 2024

La derecha sigue utilizando los principios de la propaganda de Goebbels.

Comencé a leer el libro 'Últimos día en Berlín' de Paloma Sánchez Garnica, y me sorprendió que en las reseñas que encabezaban cada capítulo apareciera alguno de los principios de la propaganda de Goebbels. Fijándome en ellos pensé que estaban en plena vigencia,  pues algunos partidos políticos de nuestro país los utilizan, principalmente el Partido Popular y Vox, claro que en el ámbito internacional tenemos los claros ejemplos de Trump, Órban,... 

Si nos fijamos en la actualidad política de nuestro país podemos encontrar un ejemplo en las estrategias del PP respecto a las responsabilidades por la Dana de Valencia. Cuando todo apunta a la nefasta actuación del presidente de la comunidad el popular Mazón, incluso hasta dentro de su propio partido, los dirigentes populares para cambiar el foco responden con un ataque a la vicepresidenta Ribera, llevando la cuestión al parlamento europeo donde han puesto en riesgo el nombramiento de la socialista como vicepresidenta y por tanto la conformación del gobierno de la Comisión. Al final el acuerdo existente entre populares, liberales y socialistas con la presidenta Von der Legen ha tenido un buen final, lo que se puede interpretar como un fracaso de la estrategia del PP español, aunque éstos lo quieran vender como un éxito ya  que han puesto sobre el tapete que Ribera no era adecuada para el cargo y han trasladado el foco de Mazón.

Otros de los principios a los que recurren es lanzar algún bulo, reiterándolo hasta que se convierte (para muchos ciudadanos) en una verdad difícil de negar. La técnica de lanzar mentiras o medio verdades de forma reiterativa es una forma de hacer daño, ya que desmentir muchas veces cuesta más que dejar el tema en el olvido.

También nos encontramos con las consignas, frases sencillas que no están argumentadas pero que llegan bien a los ciudadanos, y aunque no sean ciertas van creando una especie de costra difícil de quitar. El ejemplo más claro en nuestro país es decir que los migrantes reciben todas las ayudas o que delinquen más que los nacionales.


Por si alguien tiene curiosidad, a continuación los relaciono:

Principios de la propaganda de Goebels.[Joaquín Mateu-Mollá. (2020, enero 31). Los 11 principios de la propaganda de Goebbels. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/principios-propaganda-goebbels]

1. Principio de la simplificación. Este principio se basa en la reducción de toda la complejidad de los distintos enemigos a una realidad muchísimo más discreta, desprovista de diversidad y muy fácilmente identificable. El propósito es infundir a todo lo que se opone a las propias ideas de un rasgo común y sencillo donde se reduzcan sus aristas hasta la misma caricatura. De esta manera, no existiría nunca una batalla contra múltiples antagonistas, sino una guerra en la que solo bregaría un sencillo contendiente: el mal, la brutalidad, la injusticia o la ignorancia.

A través de este proceso se abstraerían todos los matices de los contrincantes, los cuales se concretarían en una idea mucho más sencilla y cargada de la peor connotación imaginable. El enemigo sería por tanto común a todos los que abrazaran tal propaganda, focalizándose su odio contra el concepto primario en el que el rival se encarnara.
2. Principio del método de contagio. Este principio estaría asociado al anterior. Sus objetivos son sencillos: además de simplificar los hechos, se pretendería dispersar una serie de atributos a todos los sujetos que se acojan a ideas opuestas a las propias. A menudo son adjetivos de contenido negativo, humillante y/o ridiculizante; que se asignarían, sin meditarlo, al opositor. Se trata del paso lógico tras haber diluido la sensación de multiplicidad, mediante el cual se difundirían estereotipos a partir de lo que el aparato de propaganda considerara "no deseable" (todos los judíos son unos ladrones, p.e.).

La fórmula que se utilizaría en este caso sería de una simpleza enorme, y se basaría en un refuerzo de la homogeneidad percibida para el exogrupo (la cual actualmente es considerada como un rasgo común en quienes tienen ideas de tipo xenófobo o supremacista).

3. Principio de la transposición. En el momento en que se fuera objeto de una acusación ineludible, sería necesario señalar al otro por exactamente el mismo "error" que ha hallado en nuestra manera de proceder. En Política puede observarse cuando trascienden casos de malversación o apropiación indebida hasta la opinión pública, los cuales motivan un cruce de reproches en los que se ensalza que: "pues tú también lo hiciste, e incluso peor que yo".

Con esta actitud se persigue generar una distracción que desvíe la atención de la propia figura y que se ubique de nuevo en los demás, manteniendo toda sombra de sospecha fuera de nuestras inmediaciones.

4. Principio de la exageración y de la desfiguración. Este principio prevé que todo error del otro ha de ser aprovechado de forma inmediata. Para ello se procedería a desdibujar su relevancia y su alcance, de modo que pareciera un suceso mucho más grave o negativo (para los propios intereses) de lo que realmente es. Se buscaría trazar amenazas en casi cualquier acto que el enemigo llevara a cabo, incluyendo aquellos a los que solo se les pudiera atribuir importancia anecdótica o circunstancial. En este supuesto no se caricaturizaría a los individuos o grupos, sino a su forma de comportarse, cerrando así el círculo malicioso de la demagogia.

5. Principio de la vulgarización. Este principio propone que las propiedades de los mensajes a comunicar han de adaptarse al nivel de los individuos que van a recibirlo, y en concreto al menos inteligente de todos ellos. A través de tal proceso se eliminarían todos los matices complejos, y se buscaría difundir algo tan "simple" que cualquier ser humano podría llegar a comprender. Esta forma de diseñar los anuncios de propaganda iba dirigida a la masa y no a los que la formaban, aprovechando que los grupos son más fáciles de convencer que los individuos aislados (y que también olvidan más rápido).

6. Principio de la orquestación. Las ideas que se quieren transmitir a la masa han de repetirse de forma continuada, usando distintos prismas y ángulos pero insistiendo en el mismo concepto. Es importante que todo se reduzca a lo más básico posible, de forma que sea casi imposible que se perciba un atisbo de duda o contrariedad en el contenido de lo que se transmite. Esta estrategia es básica, puesto que aumenta las ocasiones en que el mensaje está disponible, lo que incrementa el grado de credibilidad que las personas le atribuyen y su disponibilidad en la conciencia individual. Esto es, lo esencial sería la reiteración del discurso hasta la extenuación misma.

7. Principio de renovación. Este principio alude no al contenido, sino a las formas, y más en particular al ritmo con el que se transmite la información. El propósito sería generar tantas acusaciones que la víctima no dispusiera de margen temporal suficiente para excusarse o demostrar su falsedad, pues en el momento en que intentara liberarse de todo su lastre el discurrir del tiempo le habría relegado a una situación de irrelevancia, o el público ya no tendría interés en lo que tuviera que decir (dado que ya habría una "noticia" nueva en la que regodearse). En definitiva, el propósito es abrumar al rival y sobresaturar al pueblo.

8. Principio de la verosimilitud. Toda información debería estar sustentada por el mayor número de fuentes posible, algo que resultaba muy viable en la Alemania que este Ministro nazi de Propaganda proyectó (puesto que había prohibido cualquier medio que no comulgara con las ideas de su partido). En el mismo principio se contemplaba también la posibilidad de "camuflar" mentiras dentro de una noticia objetivamente cierta, haciendo que estas fueran más fácilmente digeribles para el público diana. La selección interesada de qué detalles reseñar y cuáles omitir/ocultar (lo que se conoce como "fragmentación"), es esencial para esta ley de la manipulación.

9. Principio de la silenciación. Este principio tiene el objetivo de acallar todas las noticias positivas sobre los rivales, usando los medios de comunicación afines a la causa. También se buscaría omitir noticias adversas sobre uno mismo o que desalentaran el ánimo de la población que se pretende manipular. El fin sería sesgar la información de que podrían disponer, e incluso reservar noticias negativas o falsas para el momento en que surjan logros del adversario, contrarrestando sus efectos en el oyente. Para este principio, lo fundamental es el tempo y la tergiversación.

10. Principio de la transfusión. A través de este principio se pretendería hacer uso de la historia de una nación, e incluso de sus mitos populares, para conectarlos de una manera directa con el contrincante a derrocar a través de analogías y equiparaciones. El fin es aprovechar un odio preexistente, cuya raíz se hunde en el acervo cultural y social común, para vertirlo de forma directa sobre quienes se oponen a un régimen. De esta manera ambos se desarrollarían a partir de la misma premisa, y el argumento con el que se pretende atacar aludiría a afectos atávicos transmitidos de una generación a otra.

11. Principio de la unanimidad. La pretensión de este principio es hacer creer que las ideas que se desea difundir gozan del consenso de toda la población, de forma que quienes las acojan como propias sintonizarán con la "opinión" que quieren hacer pasar como general. Este principio aspira a aprovechar el conocido fenómeno del conformismo social, al que se atribuye una enorme capacidad para la persuasión, especialmente entre aquellos que desconfían de su propio criterio para guiarse a lo largo de la vida.

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