martes, 1 de enero de 2019

El nuevo año 2019 nace con innumerables conflictos por resolver.

Nace un nuevo año 2019 con muchas expectativas como siempre; sin embargo, lastrado por todo lo sucedido en el año del que salimos con muchos frentes abiertos en lo nacional y en lo internacional. Si nos centramos en nuestro país nos encontramos con distintos frentes, el proceso independentista catalán sin duda sigue llevándose la palma, y no tiene vistas de solución mientras los secesionistas sigan con esa estrategia de oídos sordos, de tensar continuamente la cuerda, de no negociar hasta que se cumplan sus condiciones y situados de espalda frente a más de la mitad de la población catalana y a casi todo el resto de España. A pesar de los esfuerzos de Sanchez de conciliación y de apertura de diálogo, la respuesta de Torra es siempre la misma, negociación sólo para habilitar la separación. Como consecuencia de esta postura el resto de España ve como está renaciendo un partido del pasado, un partido que quiere cambiar el concepto de la estructura autonómica del estado, quiere centralizar y quitar poder a las comunidades, para al final conseguir su desaparición, y se apoyan en el ninguneo de los independentistas al gobierno del estado y a sus instituciones. Nuestro país sigue teniendo pendiente disminuir la brecha social cada vez mayor entre ricos y pobres, consolidar un modelo social y laboral que permita mejorar el nivel de vida de los menos favorecidos, la precariedad de los trabajadores, con contratos de mínimos, siempre en la picota del despido y con unos sueldos donde no se reflejan las horas que trabajan, los jóvenes siguen sufriendo un alto indice de desempleo y tan solo oportunidades laborales donde no se considera su preparación, licenciados y graduados cobran menos de mil euros independientemente del trabajo que estén realizando.
En lo internacional además de la situación de inestabilidad que un Brexit fallido pueda provocar en Europa, al que se añaden las posturas antieuropeas de algunos países como Italia, Hungría, Austria y Polonia, países cuyos gobiernos han dado entrada a las posturas conservadoras más nacionalistas siempre criticas con lo que significa la UE. Y si salimos de nuestras fronteras nos encontramos a las disputas comerciales del presidente Trump contra prácticamente todos los países, aunque fundamentalmente con China, con una vuelta al nacionalismo  a ultranza con su "America First", pero también con sus vecinos del sur a los que quiere separar mediante un muro que evite la entrada a los emigrantes. Pero no se conforma el yanquee con estos frentes sino que siempre está dispuesto a abrir nuevos siempre que piense que con ello su país sale beneficiado, por ejemplo de nuevo aprieta a Irán o no acaba de cerrar la posible apertura de Corea del Norte. Y si nos centramos en Rusia, aunque los dirigentes de los dos países parecen tenerse simpatía, e incluso el americano está agradecido por el apoyo del espionaje ruso a su triunfo electoras, parecen querer jugar a una nueva guerra fria, intentando repartirse sus influencias en el mundo, hacía tiempo que Rusia no salía de esa manera al escenario internacional, no solo vendiendo armas, sino llegando a participar activamente en algunos conflictos, como el sirio, o influyendo a través de su espionaje en la política de los países de su alrededor fomentando la inestabilidad de los gobiernos y el triunfo de las posiciones antieuropeas como las que defienden la extrema derecha francesa, alemana o española.
En fin, bienvenido 2019, pero cuantos frentes con problemas sin resolver has heredado.

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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.