La fiscalía española y los jueces de instrucción han jugado durante estos meses con los requisitos para tipificar el delito de rebelión, han echado mano de la definición de violencia y a partir de ahí han considerado que la actuación de los independentistas catalanes era un alzamiento frente al estado. Ahora la justicia alemana, con un código similar al español en delitos de esta índole, le ha enmendado la plana a nuestros jueces y fiscales no encontrando en la actuación de Puigdemon el delito de rebelión al no existir violencia suficiente como para poner en un aprieto al estado español.
La dependencia del ministerio fiscal del gobierno de la nación es una ve más una rémora a la hora de querer tener una justicia independiente, el tercer poder.
Quizá la no judiciliciación del proceso permita a los políticos encontrar la vía del diálogo para buscar una solución a un problema que indudablemente existe.
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