El periodismo y los medios que lo utilizan tienden a sobreexplotar la información, es algo que podemos observar recientemente en dos casos totalmente diferentes, la desaparición y muerte del pequeño Gabriel en Almería y todo lo que rodea al proceso independentista catalán y más concretamente el autoexilio de Puigdemon.
En el primer caso se desplazaron a la provincia andaluza cientos de medios que perseguían informar al segundo de la evolución de la investigación, de las actuaciones de la policía, de los movimientos de los padres y allegados. De hecho en muchos momentos entorpecieron la investigación, como posteriormente declararon fuentes de la Guardia Civil. Si conectabas la televisión, en cualquier cadena, casi siempre había un programa especial de seguimiento del suceso. Con esta sobreexplotación de la noticia, con este intento de copar los medios, los demás sucesos desaparecían, los problemas del país y de la sociedad española desaparecían del mapa. Es más este exceso de información era aprovechado por los políticos, miembros del gobierno central y autonómico, aparecían y sustituían a los portavoces policiales, informando de como iba la investigación y alardeando de los medios que se habían movilizado, y cómo no haciendo propaganda para el apoyo a la pena perpetua revisable.
Esto también ha sucedido en el proceso independentista donde la noticia debía de darse al segundo, bueno debe darse al segundo, en la televisión la Sexta abrió programas especiales en directo con representantes de todas las tendencias políticas y con corresponsales en los distintos espacios de la ciudad de Barcelona, Parlamento, sede del Gobierno, Delegaciones de la Administración,... todo había que transmitirlo al segundo, de todo había no solo informar sino opinar, un proceso que debería tomarse con tranquilidad, analizarse reposadamente y especialmente ayudar a sosegar, se convertía en una especie de carrera por dar imágenes al segundo y sacar a los distintos actores cientos de veces para que repitieran continuamente sus mismas posiciones. Esa sobreinformación o sobreexplotación de la noticia no favorece en nada a la resolución del proceso y lo único que provoca es que se visualice en exceso un proceso que de otra manera no pasaría de ser una noticia de juego y lucha política, ayudando de este modo a las tesis independentistas que veían con gran agrado que sus opiniones y sus actos se publicitaran en todos los medios, y por otro lado ayudaban a partidos como el PP y los catalanes de la antigua convergencia a que las noticias de corrupción que llenan los jugados apenas aparecieran.
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