En la vida política los partidos y sus miembros acostumbran a opinar en función más que de sus ideologías del beneficio que les pueda reportar. En este juego, sin embargo, se ha de respetar en todo momento las líneas que se establecen en nuestra carta magna, la libertad de expresión está garantizada y ocupa un lugar preeminente, pero no se debe llegar a un continuo ninguneo a las estructuras del estado y a las instituciones a las que se deben, teniendo en cuenta que su existencia se basa directamente en la voluntad popular expresada en las urnas. La Constitución y los Estatutos de Autonomía son las leyes en la que se basa la estructura y el funcionamiento de nuestro sistema, merecen no solo respeto sino que nuestras actuaciones se ajusten a lo establecido en ellas, por tanto una actuación que atente de forma continua contra ellas y su existencia debe ser respondida con la acción correspondiente, ya sea del gobierno en sus competencias o de los tribunales de justicia que velan por el cumplimiento de las normas vigentes.
En este contexto la actuación de los partidos independentistas catalanes, la utilización que han hecho del Parlament, saltándose las normas que rigen su funcionamiento con el único objeto de alcanzar su objetivo, la utilización de los medios gubernamentales autonómicos para lograr una única meta, olvidando a la mitad de la población catalana, las mentiras continuas para modificar la opinión de los ciudadanos y para lograr que el sentimiento de rechazo a lo español se imponga. A todo ésto hay que añadir el intento de internacionalizar el "conflicto" mostrándolo como un problema de libertad y de negación del derecho de autodeterminación de los catalanes, con autoexilios de algunos dirigentes a países desde donde siguen realizando proclamas y dirigiendo la política catalana en una lucha continuada contra el estado español.
En este contexto el expresidente catalán ha llevado su actuación a una especie de rebelión chulesca, en la que se rie de los jueces de nuestro país, viajando a distintos estados de la UE en el convencimiento de que no sería detenido jugando con las limitaciones que las legislaciones internas pueden impones a los jueces españoles en el caso de una detención y entrega. Pero aquí Puigdemon ha pecado de listo, su viaje a Finlancia ha sido respondido por una reactivación de la euro orden de detención que se ha hecho efectiva cuando intentaba huir para volver a Bélgica a través de Alemania.
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