viernes, 3 de noviembre de 2017

Nuestra Constitución nos ha permitido libertades y estabilidad durante cuarenta años, por eso hay que defenderla.

Las decisiones judiciales, aunque válidas en derecho, no ayudan a calmar el ansia independentista. Si los seguidores secesionistas apenas habían reaccionado ante la aplicación del 155, el golpe que inicialmente resultó la huída de Puigdemon a Bélgica se ha visto compensado con la prisión provisional impuesta por la jueza al gobierno de la Generalidad, más cuando el Supremo ha permitido a la mesa del Parlament más tiempo con objeto de preparar su defensa.
En el punto donde nos encontramos los vaivenes no son buenos, dar pie a que los grupos independentistas puedan alimentar sus convicciones uniéndolas a sentimientos de rechazo al estado democrático e incrementar su rebeldía no ayuda a la resolución del problema. Porque hemos de ser conscientes de que hay un gran problema que ha de resolverse en firme, evitando en lo posible futuras recaídas, aquí el pacto de estados entre partidos conseguido en el 78 que dió paso al periodo de democracia y libertad mayor de la historia de este país ha de ser recordado, yo era joven entonces y creía en la ruptura democrática, de hecho me abstuve en el referéndum constitucional; sin embargo, he de reconocer que la carta magna del 78 nos ha traído todo aquello que envidiábamos de los países europeos, se nos ha permitido entrar en el club de las democracias occidentales, con sus virtudes y sus defectos, pero con posibilidad de mejorar en la senda de la democracia y de la libertad.
En el 78 algunos pensábamos hasta en la revolución, en un estado sin clases, algo que se ha visto imposible y utópico, porque es preferible esta democracia liberal a la democracia que se defiende en Venezuela o en la extinta URSS. Por eso me sorprenden que políticos como Pablo Iglesias o Ada Colau hablen de golpe de estado con el 155, o de politización de la justicia, e incluso de presos políticos,... claro que ellos son jóvenes y ni corrieron delante de los grises ni sufrieron en sus carnes la dictadura de Franco, que pena que no lo hayan experimentado porque verían la diferencia, verían lo que es ser oprimido, lo que es no poder expresarse, no poder reunirse, no poder manifestarse... también me dirijo a los políticos, militantes y simpatizantes de ERC y de PdeCat, así como a los de Podemos y En Común...
Con utopías no se construye, aunque siempre puedan decir que ayudan a avanzar, pero señores y señoras creo que la defensa de la Constitución del 78 merece la pena, se lo debemos, utilicen las vías que dicha norma establece, negocien donde han de negociar pero no se inventen normas unilaterales que tan solo responden a minorías, ¿la mitad de los catalanes?, y piensen que por un puñado de votos quizá no haya que vender las lentejas, hablar y decir lo que consideras que te dará mayor presencia en los parlamentos no siempre deja rentas suficientes, Déjense utopías y de monsergas y pongan los pies en el suelo porque se están cargando este país.

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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.