Haya o no haya referéndum, los independentistas ya son conocidos en todo el mundo.

El gobierno catalán junto con las organizaciones independentistas están llevado a cabo la mayor campaña propagandística de la historia reciente de España, aprovechan todos los canales que la sociedad de la información pone a sus disposición: no sólo prensa escrita y revistas, sino redes sociales, internet, youtube, televisión y radio en directo,... en todos aparecen y expresan LIBREMENTE sus opiniones y planes, la idea está clara desde hace meses y es ser noticia todos los días. Además hay que reconocer que las razones por las que dicen querer la independencia son fáciles de comprender, las reiteradas frases de España nos roba, no nos dejan decidir, las urnas y los votos son la esencia de la democracia,... y a sus mensajes victimistas han unido la represión de la fiscalía, de los jueces y del gobierno del estado que manda a las fuerzas policiales a impedir el ejercicio libre del derecho al voto. En este objetivo propagandístico están consiguiendo sus triunfos. Por contra, el gobierno del PP además de no hacer nada durante meses, ahora se limita al ejercicio de la ley; es cierto, que la ley nos la hemos dado todos los españoles, catalanes incluidos, y que no se puede romper de forma unilateral, pero habría que haber hecho un ejercicio de difusión, divulgación y explicación, y no limitarse a recurrir a la fiscalía, a las denuncias ante los jueces y al envío de fuerzas antidisturbios. Pero es que además en este ejercicio de gobierno han estado apoyados por otros partidos, Ciudadanos y el Psoe. Pase lo que pase el 1-O, y después, los independentistas han cogido fuerzas, sus pretensiones son conocidas en el mundo entero, en muchos sitios despiertan comprensión, por eso hay que hacer esfuerzos por parte de todos en utilizar la política y el diálogo para intentar resolver este gran problema, no se puede meter la cabeza debajo del ala y hacer oídos sordos, es el tiempo de la política y de los políticos, y si éstos últimos no tienen la altura suficiente, convoquen elecciones y permitan al pueblo cambiarlos, y si no, puede que la cuestión catalana permita a la izquierda junto a los nacionalistas dar los pasos para desalojar de una vez por todas a este gobierno que tanto daño está haciendo a España en todos los aspectos de nuestra vida, el social, el laboral, el de la sanidad y la educación, y ahora el de la posible secesión.