Si no hubiera sucedido y no lo hubiese visto a través de la televisión no me lo creería, que la cosa haya llegado donde lo ha hecho era inimaginable, que los culpables de que haya sucedido está claro quienes son lo tengo claro. Los dos políticos más nefastos que se han conocido en los últimos años de régimen democrático.
El responsable principal sin duda el Presidente del Gobierno de España, de todos los españoles, su inactividad con su manía de dejar pasar el tiempo sin actuar y de utilizar la ley y los tribunales en lugar de abrir cauces de diálogo, de explicar a la ciudadanía las razones de la ilegalidad del referéndum y sus leyes asociadas, y la decisión de usar la fuerza cuando ya todo el mundo reconocía que el referéndum no tenía garantías, su gran habilidad o mano izquierda ha permitido incrementar en un día el número de independentistas y lo que es peor crear un ambiente de radicalidad que nunca había existido en el seno de la sociedad catalana. Tan solo ha convencido a sus acólitos y a los rancios que siguen viendo este país como "una, grande y libre". Su única salida en estos momentos es presentar su dimisión y convocar elecciones generales a las que no debería presentarse.
El el lado contrario el honorable Puigdemont, un independentista convencido, para el que el fin justifica los medios, y las mayorías se cuentan como la mitad más uno aunque sus posiciones pisen a la otra mitad de la población, porque este político luce un aire de exclusión del otro propia de los líderes más radicales y temerosos del mundo. Su desfachatez, su soberbia, su ideal visionario del futuro ha desbordado a todos los que pensaban que en algún momento giraría la cabeza y buscaría la solución dialogada. El como líder, ha jugado con los sentimientos, ha fomentado los argumentos nacionalistas en contra del resto de los españoles, no tiene nada contra España, pero no se siente español ni quiere a los españoles, para él todo lo sucedido ha sido un éxito, ver la gente en la calle y a la policía enviada por Rajoy actuando de forma desmedida lo ha llevado a las portadas de la prensa mundial, ha conseguido hacer olvidar que él y sus seguidores han construido leyes que no han respetado ni el procedimiento que ellos mismos se han dado,.... seguramente estará tranquilo, riéndose de lo mal que lo ha hecho su amigo el presidente del gobierno español.
En fin, es desastroso lo vivido, o mejor dicho lo visto y oído, porque en estos momentos no sabemos ni el alcance del daño producido ni si existen salidas dialogadas que permitan una solución pactada. Porque para colmo de males el gobierno catalán sigue insistiendo en el éxito del referéndum y en dar otro paso hacía la declaración unilateral de independencia, y el gobierno del estado en la aplicación del artículo 155 de la Constitución con lo que cesarían en sus funciones las instituciones autonómicas y deberían convocarse elecciones.
Como conclusión dos cosas: la primera es la dimisión de los dos presidentes y de sus gobiernos, y la convocatoria de elecciones generales y autonómicas en la que no repitieran como candidatos.
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