domingo, 6 de diciembre de 2015

La ruptura entre el islam y el mundo occidental.

La historia es clara, los siglos de dominación musulmana en la que expandieron su cultura, su ciencia y su religión, llegando a la península ibérica y a las balcanes, terminó con el nacimiento de las  potencias cristianas, con el enfrentamiento armado en el Mediterráneo, en la guerra por Jerusalén y posteriormente en las balcanes con la invasión turca. Posteriormente las potencias europeas, principalmente Inglaterra y Francia se lanzaron a la conquista de los estados musulmanes, colonizaron sus tierras, aunque no lograron, ni intentaron, trasladar nuestra forma de vida y mucho menos nuestra religión, ni nuestros valores. El final de la colonización fue el establecimiento de fronteras artificiales, que no respetaban los territorios de las tribus o etnias, colocando en el poder a dictadores afines apoyados en ejércitos mixtos, supervisados por las potencias que habían introducido sus empresas para seguir llevándose los recursos minerales, principalmente petróleo. La situación continua, reinos gobernados por dinastías de príncipes multimillonarios con grandes palacios, costumbres occidentales, pero manteniendo la religión como arma para gobernar sus pueblos. En otros lados generales encumbrados por occidente dominaban con mano de hierro la vida de sus pueblos, apoyándose en una etnia y en un ejercito profesional, casos de Iraq, Libia, Egipto, Siria,... Pero en el seno de todas estas sociedades se ha mantenido la religión como centro de la vida, la sharia seguida con mayor o menor rigidez, alimentando sus imanes el odio a lo occidental, a nuestras costumbres bárbaras y pecaminosas, odio que se ha extendido a las potencias dominantes, que se ha incrementado con la revolución iraní primero, con  la reacción a la invasión de EEUU y sus aliados en Iraq,....
Por desgracia el surgimiento de los grupos islamistas radicales ha aprovechado las ventajas de las revoluciones democráticas, la primavera árabe, para ocupar el poder e instaurar la ley islámica como forma de vida. El ejemplo lo tenemos en Egipto, que celebró unas elecciones libres donde se impusieron los Hermanos Musulmanes, que formaron gobierno e intentaron imponer la sharía y la ley islámica en todos los órdenes de la sociedad egipcia, ante ésto se produjo un golpe de estado del ejercito, dirigido por el general Sisi que ha dado al traste con el estado democrático de corte musulman instaurando de nuevo una dictadura, con el beneplácito de las potencias occidentales. La única excepción es Túnez, donde la primavera árabe ha llevado a un gobierno democrático, que está sufriendo los ataques indiscriminados del terrorismo yihadista. En los demás países se ha llegado a una situación de desgobierno con enfrentamientos entre radicales islámicos y demócratas
Bajo todo esto, lo que subyace es la existencia de un islamismo que lo abarca todo y que se ha radicalizado frente a occidente. El nacimiento de grupos radicales, primero Alqaeda y después el estado islámico, cuyo objetivo es luchar contra satán, occidente. Estos grupos llevan la guerra a nuestros países, intentando atemorizarnos, con atentados indiscriminados cuyos objetivos no son los dirigentes o estadistas, sino la ciudadanía, nuestra forma de vida, nuestras libertades,.... como muestran los grandes atentados contra EEUU, España, Reino Unido, Francia,......... la creación de un califato en Siria e Iraq, que se dedica a hacer la guerra a estos países, la creación de un sistema publicitario que utiliza las redes sociales para captar a jóvenes de todo el mundo para que vayan a luchar a Siria, para entrenarlos y devolverlos para que hagan el mayor daño posible en el seno de nuestras sociedades.
Algo no ha funcionado en las relaciones entre occidente y los musulmanes, nuestra prepotencia ha hecho mucho daño, ha creado odio y repulsa hacia lo que significamos, nuestras actuaciones han generado ansias de venganza, las grandes potencias con EEUU han respondido con acciones selectivas, con la utilización de drones para realizar ejecuciones selectivas y ahora con bombardeos contra los centros económicos del califato. Hasta ahora la reacción de los islamistas es la guerra santa en todas sus vertientes, entre ellas la de crear terror dentro de nuestras fronteras, creando inseguridad y miedo en el seno de nuestra sociedad.
Pienso que la solución del problema va más allá del bombardeo, de las actuaciones de la inteligencia y de la policía, hay que luchar contra mentes controladas por un radicalismo y una fe que les hace no valorar sus vidas, estando dispuestos a sacrificarse por el islam, con lo que se convierten en mártires. Tan solo desde el seno de la misma sociedad musulmana podrá accederse a los jóvenes, para evitar que se radicalicen y caigan en el yihadismo, y nosotros los occidentales, nuestros gobiernos y empresas deberemos contribuir, el cómo hay que estudiarlo tras un análisis más profundo de las causas de este radicalismo ahora mismo incontrolado. Ahora mismo existe una ruptura del islam con nuestro modo de vida, con nuestra forma de ser y manifestarnos, que es alimentada por ulemas o sacerdotes musulmanes en las mezquitas de los barrios de nuestras ciudades, están muy bien organizados y su causa o ideal es muy profundo sin un plazo de tiempo inmediato, porque piensan que podrán derrotarnos a lo largo de los años. Lo cierto es que es para que nos preocupemos, pero no olvidemos que nuestra mejor arma es continuar con nuestra forma de civilización y de vida.

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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.