Palestina está continuamente en estado de guerra, siempre bajo la vigilancia del estado hebreo. Los palestinos viven con el único objetivo de recuperar su tierra, las familias crecen sin cesar alimentando, de hecho es una de las zonas más pobladas del planeta. En frente tras el muro Israel con su poderoso ejercito parece estar siempre vigilante, el pequeño país necesita tener unas tropas siempre dispuestas y bien preparadas, necesita engrasar su maquinaria, y para ello parece no dudar en utilizarla. La muerte, o mejor dicho el asesinato de los tres adolescentes judíos ha sido el detonante para que la armada hebrea se haya puesto en marcha iniciándose una espiral de violencia en la que los palestinos de Hamas responden con el lanzamiento indiscriminado de cohetes y el mosah lanza bombas telederigidas, utiliza artillería e incluso amenaza con una nueva invasión terrestre.
Para Israel es una necesidad destruir periódicamente el armamento palestino, sabe que tanto Hamas como Hezbola continúan armándose y entrenando a sus milicias. Para los palestinos es necesario continuar alimentando su odio, su rechazo a los hebreos, hacerles ver que la paz no será nunca posible porque como dicen están en una batalla cuyo único final será la victoria. Para ello cuentan con la ayuda de parte del mundo árabe, de los mecenas antisemitas dispuestos a que los palestinos continúen siempre en la lucha.
El mundo mientras tanto asiste a estos episodios periódicos, ahora acostumbrado, pero también sorprendido de que pese a los esfuerzos el acercamiento o el logro de una situación de estabilidad nunca es posible.
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