Cuando no hace mucho que se han cumplido los cien días del gobierno de Rajoy y, tras las elecciones en Asturias y Andalucía y, la huelga general del 29 de marzo, y tras la presentación de los presupuestos generales del 2012 la situación del gobierno popular no puede calificarse de buena.
Desde que accedieron al poder han acometido reforma tras reforma, laboral, financiera,... dejando la presentación de los presupuestos para después de las elecciones autonómicas andaluzas, con objeto de facilitar la victoria de Arenas y no influir negativamente en el voto de los andaluces. La jugada no les ha salido demasiado bien, primero porque no han logrado la tan cacareada mayoría absoluta en Andalucía donde probablemente gobernará de nuevo el Psoe acompañado de IU, segundo porque desde Europa y desde el mundo no se ha entendido la jugada ya que lo prioritario era poner sobre la mesa unos presupuestos creíbles que permitieran reducir el déficit, con medidas concretas y sin perder ni un minuto. La consecuencia ha sido que los mercados han puesto su mira de nuevo sobre España, la prima de riesgo de nuevo roza los quinientos puntos y se exigen nuevas medidas que convenzan a los mercados de que el déficit de las comunidades también se va a controlar y, eso tan solo puede traducirse en recortes en sanidad y educación, las dos grandes competencias de las comunidades autónomas.
Esa es la razón de que el señor Guindos, ministro de economía, se haya desplazado a Alemania para explicar ¡primero allí! cuales van a ser los siguientes pasos reformistas del gobierno español, y hacia donde apunto nuestro responsable pues hacia la sanidad y la educación, pilares básicos del estado del bienestar español. Tras su presencia en Alemania nuestro ministro se ha dignado a explicar a los españoles, sus conciudadanos, las líneas básicas de las nuevas reformas, líneas que a su vez parecen no coincidir con las que el PP pensaba que el gobierno llevaría a cabo.
Total que la tranquilidad que parecía rodear a Rajoy, con su tatareada cantinela de que ésto se arreglaba cambiando de gobierno y dando entrada en el mismo a su partido, parece haberse terminado y ahora se encuentra con el acoso de sus socios europeos, del BCE, del FMI y del capital. En definitiva Rajoy está sufriendo en sus propias carnes aquello que Zapatero sufrió cuando era presidente del gobierno, con la anécdota de que ni sus propios correlegionarios parecen querer echarle una mano, o si no escuchen las declaraciones de Sarkozy cuando nos pone en el mismo saco que Grecia. No le vendría mal a los populares centrarse en el gobierno y olvidarse de recurrir siempre a lo mal que lo hicieron los socialistas pues éso a lo único que parece llevarnos es a que consideren que nuestro estado no es digno de confianza.
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