domingo, 12 de febrero de 2012

Nueva reforma del PP que contradice sus promesas.

Desde que llegaron al gobierno tras su gran victoria en las elecciones del veintiuno de noviembre el trabajo de los ministros populares no ha cesado, con la del viernes pasado llevan tres  reformas consecutivas: la primera las medidas extraordinarias con la subida del irpf a todos los trabajadores españoles, la segunda la reforma financiera con el objetivo de la concentración bancaria y la limitación de las remuneraciones de los directivos de entidades que reciben ayudas y por último, el día diez de febrero la reforma laboral con la disminución de las indemnizaciones por despido y la cesión de poder a los empresarios que podrán realizar modificaciones en los salarios, en la jornada laboral o incluso decidir realizar un ERE sin necesidad de aviso previo.
Todas estas decisiones del gobierno popular han ido en sentido contrario a sus promesas electorales, olvidando el  no a la subida de impuestos o el no al abaratamiento del despido, en todas ellas el argumento ha sido el estado de necesidad, primero el haber encontrado un déficit mayor, después la necesidad de sanear el sistema financiero facilitando la disminución de la cartera inmobiliaria de los bancos y cajas y, por último aplicar la premisa o la idea liberal de que flexibilizando el despido se facilita la contratación como si hasta ahora los empresarios hubiesen tenido problemas o miramientos a la hora de adelgazar sus plantillas. El gobierno del PP sigue con el plan establecido de contentar a la UE, al BCE, al FMI y al tanden Merkosy, especialmente a éste último, para ello no duda en dictar medidas sin consultar a los directamente implicados, el decreto por el cual se aprueba ha sido dictado unilateralmente por el gobierno de Rajoy sin oír a los sindicatos y favoreciendo las pretensiones de los empresarios. 
A continuación el ejecutivo popular se lanzará a modificar la ley del aborto, a reformar la enseñanza, el código penal y todo aquello que los socialistas e incluso el gobierno de Aznar no fue capaz de realizar. Ahora toca contentar al ala más conservadora del partido popular y a la iglesia católica.
A parte de todo ésto, la maquinaria conservadora ya ha logrado la absolución de Camps, la condena al juez Garzón por las escuchas de los abogados del caso Gürtel, y ahora seguirá la anulación de todo el procedimiento que se sigue contra la financiación ilegal del PP.
Todo ésto nos deja más a la merced de las decisiones de los populares, con la imposición de sus ideas y de su ideología y con la carga de tener que soportar la crisis económica ya que los planteamientos liberales del gobierno nos harán más difícil el día a día de las economías familiares.

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