La historia dicen que es cíclica, acontecimientos similares se repiten periódicamente producidos por situaciones parecidas. Así si en los años cincuenta y sesenta miles de trabajadores españoles emigraron hacia centroeuropa y América huyendo del hambre y de la pobreza, buscando el sustento para si mismos y sus familias, hoy cincuenta años más tarde la historia parece repetirse. La razón de estos éxodos no fue otra que la crisis económica con un pago galopante, ayer los que se iban eran obreros sin cualificación pero capaces de aprender y realizar los trabajos que se le asignaran en la Europa de la postguerra en crecimiento, hoy la crisis mundial especialmente virulenta en nuestro país con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria con un índice de paro de más del veinte por ciento que se ceba en nuestro jóvenes está produciendo un nuevo éxodo, pero esta vez de titulados universitarios que no encuentran empresas capaces de contratarlos. Hoy el esfuerzo de nuestro país por dar una formación superior a nuestros hijos ve como éstos deber de irse a Alemania, Francia o Inglaterra para encontrar un trabajo digno y ser reconocidos, esta vez los españoles llevan el conocimiento. Para nuestro país es un éxito que nuestros titulados sean queridos en el mundo, pero también representa un fracaso para nuestros gobiernos y para nuestras empresas incapaces ambas de ofrecer una salida profesional digna a nuestros jóvenes.
Si no fuera porque con esta salidas parte de la nueva generación va a tener una oportunidad, deberíamos preguntarnos si no deberían pagar un canon aquellos países que reciben todo ese conocimiento pues no se puede olvidar el coste que la educación significa para las arcas de nuestro país.
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