El tema de la sucesión del actual presidente del gobierno español y secretario general del psoe está en la boca y en el pensamiento de muchos políticos, periodistas y ciudadanos de este estado y, hoy ha sido uno de los temas de discusión de la tertulia dominguera de las mañanas de la Ser. En ese programa se han pronunciado los tertulianos con distintas opiniones de las que me ha resultado curiosa una en la que el periodista defendía que el hecho de que Zapatero no se presentara a las próximas elecciones era como aceptar que la generación a la que pertenece que rompió con el anterior aparato del partido ha demostrado su fracaso, es más también afirmaba que el posible sucesor Rubalcaba era la confirmación del fracaso ya que representa a la generación vencida, a le del expresidente Felipe González.
Me han sorprendido estos argumentos de los que puede desprenderse que en política como en otros aspectos de la vida una vez que pasa la edad de los cincuenta ya has de retirarte, me recuerda la actual discusión de la jubilación a los 67 años en la que uno de los argumentos es el hecho de que la esperanza de vida es mayor y que físicamente se puede seguir trabajando más allá de los 65 años. Pero, a lo que iba no creo que la edad sea un impedimento para la actividad política, no creo en las generaciones políticas, creo en los políticos, en sus iniciativas en su ideología en su experiencia, y me parece que es enriquecedor que las generaciones se mezclen y aporten sus ideas y sus cualidades, unos la experiencia otros la energía y la frescura, no creo que la edad de un dirigente político sea el argumento o la causa para que deje de estar. Hemos de entender que España hasta ahora ha elegido a presidentes muy jóvenes y casi sin experiencia, que han llegado al poder con mucha fuerza pero sin el bagaje suficiente como para enfrentar los problemas de forma calmada y con una visión a largo plazo, creo que es conveniente que los españoles y los partidos comprendan que personas como Felipe González o el propio Aznar tienen ahora la experiencia y bagaje suficiente como para encarar mejor la tarea de presidir un gobierno que cuando llegaron a la Moncloa.
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