La más alta instancia de la jurisdicción española, el Tribunal Supremo, nos ha mostrado esta semana la gran sintonía que tiene con los ciudadanos de este país. Su cambio de postura y las formas con las que las ha realizado ha puesto en el candelero el servilismo que estos magistrados tienen con el poder, con aquellos que los nombraron, los partidos políticos, y con aquellos con los que se relacionan, que no son los ciudadanos de a pie sino los empresarios, banqueros, ministros y altos cargos públicos.... Cuando en esos actos coinciden representantes de los distintos poderes del estado, de la economía y de la empresa,.... que suelen terminar en comida o en un vino español, donde se forman círculos donde se traban amistades y se aprovecha el momento para transmitir inquietudes o mejor dicho intereses, se produce la sintonía con la ciudadanía, o mejor dicho con los poderes económicos y políticos del país.
Los jueces y magistrados que imparten justicia deben ser imparciales, no deben ser influenciados ni condicionados por otros en su actuación, deben abstraerse y centrarse en el hecho juzgado y decidir en base a la normativa y a los hechos probados. Claro que la constitución también es clara cuando dice que todos somos iguales ante la ley, algo difícil de conseguir cuando no hay igualdad económica, y que los ciudadanos tienen derecho a un juez no predesignado y a un juicio justo.
Pero ¿se cumplen todas estas normas constitucionales?, esperemos que sí y que se den los pasos para que los magistrados del Tribunal Supremo sean designados de una forma independiente y que atienda a su valía y no a su posicionamiento político
No hay comentarios:
Publicar un comentario