martes, 20 de junio de 2017

Sevilla abduce a los políticos almerienses.

Hace décadas que en Andalucía gobierna el Psoe, que parece como el partido eterno, como si los andaluces desconfiaran de las demás formaciones políticas. Hasta ahora los presidentes de esta comunidad siempre han sido de la zona occidental, a los orientales nos queda que nombren algún consejero/a que apacigüe las aguas. Esto es lo que sucede con Almería, esa provincia situada en el sureste de la península, en el extremo oriental de Andalucía, a cinco horas de coche de Sevilla, porque utilizar otro medio de transporte o es tercermundista, pongamos el tren, o es tan pequeño y caro que  difícilmente es utilizado, el avión. Abundando en las comunicaciones, recordemos que la autovía del 92 llegó a esta provincia en el 2002, diez años tarde y que hasta el año pasado no se abrió la autovía de la costa que nos conectaba a Málaga. Pero bueno, eso nos pasa por tener excepcionales políticos que saben luchar y velar por nuestros intereses.
Pero a lo que iba, digo en el título que Sevilla abduce a los políticos almerienses, aunque a mi en concreto me gustaría hablar de la Consejería de Agricultura, la que la presidenta de la Junta deja para la provincia con mayor potencial agrícola de la región. Hace unos años Susana olvidó nombrar un Consejero/a de Agricultura de Almería, y los medios de comunicación, los sectores económicos y demás pusieron el grito al cielo, para compensar eligió a un ingeniero agrónomo almeriense como Secretario General de Agricultura, Jerónimo, todo un puestazo, ya que gracias a él se podrían conseguir algunas cosas para nuestros agricultores,... pero el resultado fue ninguno, nada avanzó, nada cambió. En el siguiente gobierno, Susana no cometió el mismo error y nombró consejera a Carmen Ortiz, militante socialista que hasta ese momento era la Presidenta del Ifapa, (organismo de investigación y formación en temas agrícolas de Andalucía), por cierto que en eso organismo fue sucedida por Jerónimo. Esta mujer, digamos voluntariosa, no conocía demasiado la realidad del campo almeriense, y su formación, creo que psicóloga con un puesto en la Diputación de Almería, no estaba demasiado relacionado, para acompañarla se nombró a un economista almeriense, Rafael Peral, primero Director General de Industrias y después Secretario General de Agricultura, vamos que se daban todas las condiciones para que Almería lograra algo o al menos se solucionaran algunos de los problemas de los agricultores almerienses. Que yo sepa en el tiempo que han estado los problemas siguen siendo los mismos especialmente el agua que hace peligrar el dinero que llega de Europa hacia las OPFH de la provincia, otros son menores y afectan a los agricultores del interior que han de conformarse con recibir las rentas más bajas de Andalucía correspondientes a las ayudas directas, porque no vamos a hablar de la agricultura ecológica o de la ganadería,... todos son pequeños problemas para Sevilla. 
Y ahora conectaré con la abducción, en mi opinión es muy simple, los políticos almerienses llegan a Tabladilla,  sede de la Consejería de Agricultura, con algunas ideas para solucionar estos problemillas o para conseguir algún beneficio, se reúnen con los técnicos de la consejería, directores, subdirectores y sobretodo jefes de servicio, que por cierto casi todos proceden de las provincias occidentales más Jaén por el aceite, les exponen sus ideas y si bien inicialmente todo son parabienes a la segunda o tercera reunión en donde deben concretarse los instrumentos para poder llevarlas a cabo, aparecen las pegas, que si la Pac no permite ésto, que si para dar ese paso hay que mojarse y firmar, que al final nos lo van a tirar para atrás y corremos riesgo de joder lo que ya hay,... total que abducen al político, o dicho de otra manera, le meten tanto miedo que al final no se hace nada y todo sigue como promesa.
No se si el nuevo consejero, también de Almería, seguirá los mismos pasos que sus antecesores, pero es lo que hay, se nombra siempre para pagar una lealtad mal entendida.

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