Septiembre puede ser el mes de las sorpresas, Escocia va el jueves a las urnas para decidir si se separa del Reino Unido y, el gobierno
catalán va finalizando los pasos hacía el referéndum o consulta para decidir la
independencia.
Es curioso como ambas situaciones tienen muchas similitudes,
se trata de territorios con un nivel por encima de la media de los estados a
los que pertenecen, son ricos y se quejan de la solidaridad que se les exige.
En Escocia parece que hay un trasfondo izquierdista que trata de preservar las consecuciones
sociales, mientras que en Cataluña parece existir un sentimiento de incomprensión
y de falta de aceptación por el resto del estado. Y todo en un momento en el
que las fronteras entre los estados se han relajado, casi no existen, donde los
localismos parecen olvidados,... sin embargo la crisis económica parece haber
influido y ha sido aprovechada por los nacionalistas en clave victimista,
porque su principio fundamental es “solos podíamos estar mejor”, “solos nos
bastamos”, “no queremos seguir siendo los primos que regalan el dinero a los
vagos, nos están robando”,.... En los dos territorios prima las buenas maneras,
el lenguaje comedido aunque no exento de críticas.
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