Votar era para muchos una ilusión, con la dictadura las "elecciones " eran plebiscitos en los que se confirmaba lo que el dictador y su gobierno querían,... el voto no servía para nada. Con la aprobación de la Constitución y el establecimiento de la edad para votar en dieciocho años la ilusión nos embargó y ejercitamos con alegría nuestro derecho de sufragio. Ahora se nos presenta una nueva oportunidad en las elecciones europeas, pero venimos de un periodo negro en el que hemos llegado a la conclusión de que nuestro voto parece no servir para nada, si votamos una opción resulta que el partido al que votamos no respeta sus compromisos, los políticos parecen seguir luchando en su guerra particular para perpetuase en el puesto, en los senos de los partidos no se ven trazas de democracia y la dedocracia parece triunfar,... para colmo en el horizonte no se ven atisbos de una mejora en la representación, de la posibilidad de opinar entre convocatorias electorales,.... Me gustaría acudir con ilusión a votar, pero cada vez me afianzo más no ejercer este derecho.
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