El sábado pasará a la historia de la ciudad de Madrid como su tercer fracaso consecutivo en su intento de organizar unos juegos olímpicos, gran derrota pues se quedaron apeados a la primera superados por la vencedora final Tokio y por Estambul que era la primera vez que concursaba.
A primera vista parece normal que en el juego de continentes, tras Londres-2012, Brasil-2016, ahora le tocara a Asia, con Tokio-2020. A ello hay que añadir el buen hacer de los nipones, con una candidatura seria, apoyada por una gran economía y con la seguridad para el olimpismo que supone elegir en estos momentos a una ciudad japonesa. La única pega que se podía poner a su opción era el accidente nuclear de Fukoshima, pero lejos de ocultarlo la delegación nipona lo puso sobre la mesa y explicó las medidas que piensa tomar.Otro lado fuerte de la candidatura ganadora fue la lucha contra el dopaje, pueden presumir de que ningún atleta japonés ha dado positivo en los últimos tiempos, punto debil en el caso de España lastrada por el juicio de la Operación Puerto, cuya resolución no parece haber sido la que se esperaba de un país como el nuestro.
A la delegación española hay que criticarle su excesivo optimismo y especialmente la improvisación, pues no todo estaba previsto, así ante las preguntas del representante inglés acerca del dopaje no se supo responder con claridad y tampoco pareció convencer la actuación de Rajoy en defensa de la capacidad económica española, o en la lucha con nuestros principales problemas el paro y la corrupción. A todo ello añadir una clara ineficienca de nuestra diplomacia en la búsqueda de votos entre los delegados olímpicos. Por no ir a lo anecdótico, el inglés de la alcaldesa de Madrid o su desconocimiento por otros miembros importantes de la delegación que impidieron dar respuesta adecuada y en tiempo a las preguntas de algunos periodistas.
En fin, lo siento por Madrid y por España, pero hemos de aprender a hacer bien las cosas y a presentarnos no solo en el momento oportuno sino cuando tenemos los apoyos necesarios. Hay que pensarse bien volver a presentar una candidatura, máxime cuando a la próxima cita parece que están interesadas Berlín y París.
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