La política de hechos consumados que desde hace años realizan las autoridades gibraltareñas con el beneplácito del Reino Unido no cesa y, ahora con el nuevo gobernador de la roca parece acentuarse. Nos llenan las zonas pesqueras con bloques de cemento con pinchos y le ganan terreno al mar en aguas que no son suyas. Es como la apropiación que realizaron del istmo donde por cierto construyeron el aeropuerto.
En ese chantaje los perjudicados siempre parecen ser los mismos, los ciudadanos del campo de Gibraltar, los miles que trabajan día a día en la colonia y los pescadores que ahora se encuentran con la imposibilidad de calar sus redes. Pero es que cuando las autoridades españolas toman medidas los perjudicados también son los ciudadanos de La Línea.
Es cierto, según mi opinión, que el gobierno del PP ha actuado intentando desviar la atención del problema de Bárcenas, pero hemos de reconocer que tenemos un problema y que para resolverlo hay que hablar con la potencia colonial y llevar la cuestión o cuestiones a las instituciones internacionales. También debería recordársele al gobierno británico que los intereses entre nuestros dos países son muchos y muy importantes y que como buenos "socios" a ambos nos interesa encontrar una solución definitiva a este quiste, pero desde las posiciones del siglo XXI en que nos encontramos.
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