Los resultados electorales en Italia han puesto nerviosos a muchos, especialmente a los mercados que temen que el hecho de no ser fácil, por no decir imposible, la constitución de un gobierno nos lleve de nuevo a una situación de tensión con una fuerte subida de la prima de riesgo y una profundización de la recesión de los países del sur. Aunque, si analizamos los votos que los italianos han depositado en las urnas hemos de deducir que son el reflejo de una sociedad harta de la política que imponen Bruselas y los países del centro y norte de Europa. Los recortes y las políticas de contención que rigen en Italia y que han sido puestas en marcha por Monti, primer ministro impuesto y no elegido han provocado la reacción de la sociedad italiana, que ha dirigido su voto bien al candidato antipolítico representado por Beppe Grillo o bien al incombustible Silvio Berlusconi, que en más de una ocasión ha dicho que no hay que hacerle caso a Euopa.
Ha sido el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, el único representante de las instituciones comunitarias que ha leído los resultados de una forma distinta, en concreto dijo: “Tomémonos esto en serio. Los ciudadanos están dispuestos a hacer sacrificios, pero solo si conducen a una mejora”.
Mientras que los demás miembros de la Comisión y algunos gobernantes de los países centroeuropeos han vuelto a reiterar que la única forma de volver al crecimiento es desde los recortes y la recesión, evidentemente ellos no sienten en sus carnes todo lo que las sociedades de los países del sur están sufriendo. Es fácil recetar sin que te afecte y sin que los resultados pongan en peligro tu situación. No todo es economía, no todos son objetivos económicos y para conseguirlos deben importar los medios y las consecuencias, algo que parece que en ningún momento han tenido en cuenta éstos que dirigen la economía europea. Lo sucedido en Italia no es de extrañar y, debe ser tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones.
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