Así el ministro de exteriores alemán el liberal Westerwelle justifica los ajustes, es decir los recortes y las reformas, sin importarle en los más mínimo las consecuencias de su aplicación. Este señor en unas manifestaciones a la prensa afirmaba que los habitantes de la Unión Europea son “el 9% de la población mundial, pero producen el 25% del Producto Interior Bruto (PIB) total”, y además dice que sin embargo los europeos “gastamos el 50% del conjunto de prestaciones sociales”, todo ello para llegar a la conclusión de que es necesario “reconocer que el bienestar y la seguridad medioambiental solo son sostenibles siendo competitivos en el mundo globalizado”, razón por la cual defiende lo que llama la medicina del recorte, que ya está surtiendo efecto: “El desarrollo de Irlanda y Portugal es positivo”,... el Gobierno italiano “está aplicando reformas con valentía” y, pese a sus “grandes dificultades”, Grecia está “mejorando su competitividad” y lo mismo le pasa a España, que ve en los resultados de la última subasta de deuda un síntoma de una posible recuperación.
Como siempre a este liberal se le olvida que los esfuerzos de todos estos gobiernos están recayendo sobre los trabajadores, que sufren como una gran plaga el aumento del paro y una muy importante reducción de sus economías personales. Pensemos en Portugal que a pesar de ser un alumno aventajado y aplicar la medicina recetada al pie de la letra ve como sigue sin llegar a alcanzar los deficits previstos y tiene que recortar aún más, nada más y nada menos que un 7% en los salarios de los trabajadores. También podríamos hablar de Grecia que ha entrado de lleno en la espiral de recortes, desempleo, y recesión que al final lo que producen es mayor déficit.
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