Las elecciones en Francia y en Grecia celebradas el fin de semana han puesto sobre el tapete el hartazgo de los ciudadanos de estos dos países a las políticas de restricciones exigidas por Alemania, la UE y el BCE. Aunque los dos comicios han de analizarse por separado.
Las presidenciales francesas significan inicialmente el triunfo tras más de una década de un socialista, Hollande significa el cambio especialmente en lo económico y debe suponer un contrapeso a los conservadores alemanes dirigidos por Merkel. Es la esperanza de los países con problemas, independientemente de que éstos tengan gobiernos de derecha, sin ir más lejos el español puede ser uno de los grandes beneficiados: primero por la posibilidad de flexibilizar el cumplimiento de la deuda lo cual relajaría en cierta manera las restricciones, segundo por la posibilidad de iniciar una política de estímulo que permita luchar contra el gravísimo desempleo y, tercero por la posibilidad de los euro-bonos lo que nos permitiría financiarnos a un coste menor y no tener que sufrir la presión continua de los mercados. Pero es que además el triunfo de Hollande puede significar la posibilidad de defender el estado del bienestar que caracteriza a las sociedades europeas y que las políticas de recortes están poniendo en riesgo. Hay que decir también que supone la derrota de las tendencias nacionalistas excluyentes.
Por el otro lado los comicios griegos suponen la reacción de la población contra las sanciones y las exigencias que soporta este estado del sur de Europa. El castigo que los ciudadanos griegos están soportando ha llegado a ser excesivo, efectivamente este pequeño país debía ser sancionado y también debían reconducirse la deuda y el nivel de vida de sus habitantes, las restricciones impuestas han sido salvajes, las condiciones casi inasumibles y en ningún momento los grandes de la UE, encabezados por Alemania han mostrado condescendencia alguna. Los griegos han ido perdiendo el salario, el trabajo, las empresas han ido cerrando, la administración se ha reducido casi a la mitad y lo que es peor, se están perdiendo muchas vidas en suicidios de ciudadanos incapaces de soportar la situación. Nadie ha dicho nada de los errores de las inspecciones comunitarias, nadie ha tendido la mano financiando la deuda a un interés asumible, tan solo el temor al impago ha hecho que se les condonen parte de esa deuda, pero quienes están más están sufriendo son las personas y sus familias. La consecuencia de esta situación ha sido la formación de un parlamento dividido, sin posibilidad alguna de formar gobierno, donde los defensores de las políticas impuestas Nueva Democracia y Pasok han sido castigados y, donde se ha producido el renacer de los partidos extremistas, y lo más peligroso es la llegada a la cámara de los extremistas nazis. Ambos extremos significan el no a Europa y sus restricciones.
Si la gran locomotora europea no es capaz de quitarse las vendas de los ojos y comprender que es necesaria la solidaridad de los poderosos, que ser gran potencia también implica tener que sacrificarse en parte por sus aliados, que la caída de los países también supone un problema para su economía,.... si nada de ésto es apreciado por la Gran Alemania poco le queda a la UE y a Europa.
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