Las elecciones andaluzas del próximo domingo ponen sobre la mesa la posibilidad de que los socialistas abandonen, tras treinta años, el gobierno de la Junta de Andalucía. El caso de los Ere, la reforma de la Administración Pública y, la sensación de que en estos años se ha llegado a un nivel de clientelismo en el que se ha llegado a confundir partido con administración y gobierno, han contribuido a que la población vea con cierta esperanza el cambio que predica el candidato Arenas.
Los populares de la mano de su presidente Rajoy se están esforzando todo lo posible por no crear alarmas con sus decisiones que perjudiquen las grandes opciones de gobernar en Andalucía, cubriendo el mapa de España con una gran sábana azul y obteniendo de esta manera el mayor poder jamás tenido por un partido en la historia democrática de este país.
Los votantes del PSOE, los de su ala dereha se plantean desde dar su voto a los populares o al partido de Rosa Díez, UpyD, y por su ala izquierda dudan entre apoyar a IU con objeto de forzar un gobierno de izquierdas o castigar de nuevo a todos concediendo su papeleta a partidos sin ninguna posibilidad de obtener algún representante como Equo.
Las encuestas de los distintos medios de comunicación e incluso las realizadas por las administraciones dan una clara victoria al PP, rozando la mayoría absoluta y apoyándose en la gran fidelidad de sus votantes así como en el castigo que seguro recibirán los socialistas. Griñán tras el traspies del 38 Congreso parece no querer nada de las grandes figuras nacionales, no ha contado ni con Guerra ni con Chaves ni con Felipe en lo que parece una apuesta muy personal por luchar con los suyos por la victoria, puede ser su gran descalabro político.
El 26 de marzo puede ser un día de mucha resaca, de mucho nerviosismo,... para muchos políticos andaluces.
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