El 20 de noviembre supuso el éxito de todo un conjunto de
estrategias que perseguían como objetivo final la derrota del partido
socialista en el poder durante las dos últimas legislaturas. A la espera de
Rajoy, impasible junto a su partido a las penurias económicas que el estado
español estaba sufriendo como consecuencia de la crisis, con su oposición o
abstención ante cada una de las medidas que Zapatero y su gobierno tomaban, se le uniría la posición intransigente de la patronal que en todo momento
impidió que se llegaran a acuerdos con los sindicatos y, la presión que sin cesar han realizado la iglesia católica y sus
seguidores en contra del aborto y del matrimonio homosexual.
La derecha de este país tenía claro que José Luís Rguez
Zapatero debía caer, que no se podían permitir que siguiera aprobando derechos sociales
y libertades para los ciudadanos españoles. La ley de dependencia uno de los
logros principales del gobierno socialista debía de fracasar y para ello la
mejor herramienta eran las comunidades autónomas en manos de los populares, la
sanidad no podía ser universal y había que privatizarla y lo mismo la educación,
a ello han unido sus esfuerzos todas las comunidades populares especialmente
Madrid y Valencia. El resultado no ha sido otro que el desprestigio de Zapatero
y los socialistas y la sensación de que de la actual crisis tan solo se podía
salir si la derecha de la mano del PP llegaba al poder.
Hoy tras las derrotas consecutivas en las municipales y
autonómicas y en las generales España parece como una gran mancha azul, con un
gobierno dispuesto a todo incluso a olvidar el programa electoral con el que logro
ganar las elecciones. Ahora Rajoy ha olvidado su promesa de no subir los
impuestos y no solo se los ha subido a todos los trabajadores españoles sino
que además ha congelado los sueldos de los empleados públicos y ha paralizado
derechos como los de las ayudas a la emancipación de los jóvenes. Y esto es tan
solo el comienzo porque a continuación vendrá una nueva subida del IVA y la
privatización de las pocas empresas públicas rentables que nos quedan.
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