Rajoy será nombrado presidente del gobierno tras el proceso de investidura con los votos a favor de la mayoría absoluta de su partido y de sus afines UPN y el partido de Cascos. Su discurso ha sido, como no podía ser de otra manera, ambiguo y nada concreto, habló de esfuerzo colectivo, de apretarse el cinturón y ahorrar 16.500 millones, de actualizar las pensiones, de mantener la edad de jubilación a los 67, de ampliar el bachillerato a tres años,.... pero en ningún momento explicó como iban a cuadrar las cuentas, donde iba a recortar o si o no subiría los impuestos. Al final Rajoy sigue en su diván.
Y sin embargo, Rajoy parece tener la aquiescencia de gran parte de la población que está convencida de que los ajustes son necesarios para salir de esta difícil situación y están preparados para sufrirla, algo que no ocurría con el gobierno saliente que veía como sus medidas eran criticadas y tan solo eran aprobadas por las grandes potencias europeas.
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