sábado, 4 de junio de 2011

El Psoe de Almería explota.

Las últimas elecciones comienzan a pasar factura, y el primero en caer ha sido el secretario provincial del Psoe en Almería, después de catorce años de mandato Diego Asensio y con él el Clan de Cuevas han tenido que tirar la toalla presionados por la dimisión de la mayoría del comité provincial. Es el resultado de años en los que los militantes y simpatizantes socialistas han tenido que soportar a una dirección centrada en ellos mismos, una dirección cuyos miembros parecen haberse dedicado a cuidar su posición, a manejar el partido repartiendo puestos a sus leales y acallando toda crítica. Asensio en su comparecencia pública ha acusado al presidente del gobierno andaluz y secretario general del partido, de actuar como un auténtico dictador, de dinamitar constantemente las decisiones del partido en la provincia, y todo desde el momento en que Martín Soler salió del gobierno andaluz. Incluso Asensio ha acusado a Griñán de no tratar a todas las provincias andaluzas de la misma manera.
En esta lucha entre la dirección provincial de Almería y la dirección regional el ganador parece haber sido José Antonio Griñán, pero ojo la salida de Asensio aún pedida por muchos no significa que los socialistas almerienses estén con el secretario general del Psoe-Andalucía, ni mucho menos. Muchos son los que ven necesario no solo un cambio en el partido en Almería sino también a nivel de la región, pues no olvidan  el estilo centralista y autoritario de Griñán, sus decisiones cuando llegó a la secretaría general discriminando a toda una generación del socialismo andaluz y confundiendo renovación con edad, ( no por ser joven se es más renovador). Esperemos que la caída de Asensio no sea la única, pues es también es necesario desde mi punto de vista, la elección de una nueva ejecutiva regional y de un nuevo secretario general que permita al Psoe afrontar lo que queda para las elecciones regionales y generales con mayores opciones de conseguir atajar la debacle de las municipales.

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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.