martes, 8 de marzo de 2011

El capital manda, los gobiernos obedecen y los ciudadanos pierden.

Mientras en el mundo árabe los pueblos oprimidos por años de dictadura se revelan pidiendo libertades y democracia, algunos políticos republicanos de los Estados Unidos intentan recortar las libertades de los trabajadores para negociar sus convenios colectivos argumentando la necesidad de recortar gastos frente a la crisis económica,..... Aunque parezca un contrasentido es lo que parece esperarnos, el capital se ha alzado con el triunfo, la economía rige nuestras vidas y condiciona nuestras libertades, la sociedad del bienestar europea se encuentra en grave riesgo amenazada por los recortes económicos que la crisis impone a los estados.
En Asia la gran potencia china basa su crecimiento en mano de obra barata y trabajadores sin derechos que malviven con salarios que apenas les dan para vivir, impidiéndoles toda forma de manifestación individual o colectiva en defensa de sus intereses o de los derechos más elementales. China produce enormes cantidades de productos, se ha convertido en la gran fábrica del mundo, inundándolo a unos precios con los que dificilmente se puede competir. El gobierno chino considera como prioritario el crecimiento económico, pues lo demás vendrá después.
El mundo parece gobernado por el capital, un poder que lo único que exige es la obtención de beneficios, para ello mueven los fondos allí donde mayor rentabilidad obtienen sin entender de fronteras, de naciones o de libertades, sus organizaciones son capaces de amenazar a los países e incluso a las alianzas de naciones, como la eurozona, condicionando las decisiones de los gobiernos. Por contra y ante toda esta amenaza los estados han sido incapaces de establecer mecanismos, unas mínimas reglas de juego que limiten el poder del dinero y del sistema financiero, normas que impidan que se pueda producir una nueva crisis y que permitan castigar a los culpables, normas que impidan a los grandes capitales jugar con las economías de los países.
Al final y tras algunos años de grandes problemas, los bancos culpables de la crisis parecen haber salido indemnes de la debacle y logran beneficios, aprovechándose de los préstamos de los bancos centrales y de los gobiernos, a cambio siguen imponiendo su ley y siguen campando a sus anchas, sus directivos no solo no se han visto afectados por la crisis sino que incluso han incrementado sus ganancias, de hecho aún cuando sus empresas estaban siendo auxiliadas por el dinero de los ciudadanos ellos seguían recibiendo bonos por la gran labor desarrollada.
Me preocupa que el mundo siga esta tendencia que tan solo beneficia a unos pocos, a los poderosos, y me inquieta que los gobiernos en lugar de plantar cara se replieguen a las exigencias de los mercados y castiguen a sus ciudadanos, con recortes dolorosos, con desempleo y lo que es peor con limitación de las libertades que tanto han costado a sus trabajadores. Los ciudadanos árabes claman por mayor poder y libertad y los occidentales
hemos de darnos cuenta de que podemos perder mucho de lo que hemos conseguido. Deberíamos recapacitar y reaccionar.

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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.