El sumo pontícipe de la Iglesia Católica ha visitado durante el fin de semana las ciudades de Santiago de Compostela y de Barcelona. Es una importante visita de este mandatario sin apenas territorio ni población, pero que representa una forma de vida y una ideología extendida por casi todos los países del mundo. Quizá por ello y porque su reino no es de este mundo, se permite realizar manifestaciones como las que hizo. Efectivamente la Constitución española estableció la separación Iglesia-Estado y la libertad religiosa, y ello significa claramente que somos un estado laico, que cada español puede decidir seguir la confesión que quiera o no seguir ninguna y, que el gobierno y el parlamento español pueden decidir libremente acerca de temas tan importantes como el matrimonio entre homosexuales, como la igualdad hombre-mujer, como una ley de plazos para abortar, etc y en este contexto de libertad también pueden expresarse sus fieles y adeptos, pero decir que nos estamos convirtiendo en un estado anticlerical en el que los católicos tienen dificultades es claramente desconocer la realidad de la España actual.
Por otro lado, creo que debería esforzarse él y su estado por dar muestras de humildad y dejar tanta ostentación, que además choca claramente con el carácter social de la Iglesia, que es la parte que todos admiran, a sus sacerdotes y laicos que ayudan al prójimo, a organizaciones como Cáritas,... esa es la Iglesia que realmente responde a la religión católica y no los ricos y orondos obispos, arzobispos y demás cargos, que más parecen vividores que sacerdotes.
Por todo ello, sí a la visita papal, pero con respeto y porque no decirlo ,sin que represente una carga para el erario público al que contribuimos todos los españoles, católicos o no, con nuestros impuestos.
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