Jose Antonio Griñán ha logrado en muy poco tiempo ser nombrado secretario general del psoe andaluz y remodelar su gobierno, incluyendo en el primero a la nueva generación de socialistas y colocando en el segundo a personas de su confianza que le permitan realizar una adecuada acción de gobierno. La reducción de consejerías puede verse como un símbolo de su decisión de ahorrar en gasto público y también como una reordenación de los esfuerzos para así atacar mejor a la crisis, favoreciendo el crecimiento y reduciendo el sangrante paro que afecta a nuestra comunidad.
Por otro lado el cambio en el ejecutivo ha significado la salida, entre otros, del antiguo secretario provincial de Almería, llegado de la mano de Chaves a la Consejería de Agricultura y que posteriormente obstentaba la dirección de la poderosa Consejería de Innovación. Según dicen Martín ha medido mal sus fuerzas, pues no se entiende que no aceptara las carteras de medioambiente y empleo que le ofreció Griñán. Independientemente de sus razones, está claro que cuando uno milita en un partido está a lo que toque y desde luego no es una postura coherente posicionarte frente al recientemente elegido secretario regional. La repercusión de esta actuación no tardará en dejarse sentir especialmente en Almería, donde hasta el momento gobierna el llamado Clan de Cuevas, un grupo localista que se hizo con el poder y que no ha permitido que nadie les haga sombra, y con el que los socialistas han obtenido las derrotas más sonadas en las últimas elecciones.
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