La gira americana de Carlos Alcaraz se está saldando de forma positiva, cuartos en Montreal y finalista en Cincinnati, y lo más importante es que sigue conservando el número uno para el siguiente torneo que es el Us Open.
En mi opinión lo importante para este joven jugador, muy
completo físicamente y con gran técnica, es que sigue aprendiendo día a día especialmente
en cómo solventar los muchos problemas que se le presentan en los partidos,
habiéndole venido como anillo al dedo el que su entrenador pueda hablarle
durante el juego. Lo hemos escuchado perfectamente en Cincinnati, como incluso
dirigía como jugar el siguiente punto.
La final frente a Djokovic ha sido importante para el
murciano, le ha demostrado que no se
puede uno fiar de nada y menos relajarse durante un encuentro. El primer set lo
ganó sin dificultades, en el segundo iba arriba 4-2 y no se si la estratagema
de Nole de parar el juego para ser atendido o una relajación consecuencia de
una excesiva confianza le llevaron a perder la ventaja y lo que es peor a caer
en el tie-break. La última manga era determinante, los dos jugadores ofrecieron
el mejor tenis que he visto en mucho tiempo, la igualdad era máxima, pero quizá
la diferencia fuese que ‘más sabe el diablo por viejo que por diablo’, y el
serbio era el diablo, una bola fácil en un resto al saque de Nole le hizó
perder el set y el partido.
Carlistos fue consciente entonces de la oportunidad perdida,
de los ‘fallos’ que había cometido, no en el juego sino en su mentalidad por
eso le invadió la frustración y soltó
los nervios llorando. La tensión es máxima en estos partidos, pero debe
entender que está empezando, que no todo van a ser triunfos y que el camino es
largo, y lo más difícil de todo será mantenerse.
Enhorabuena Carlitos, enhorabuena a Ferrero y a su equipo.
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