martes, 6 de febrero de 2018

Puigdemon el ególatra y Piqué el protagonista.

Todos los medios nacionales dedican tiempo a dar noticias de dos "insignes ciudadanos", ambos oriundos de Cataluña, uno de ellos auto-exiliado en Bruselas y el otro residente en Barcelona, el primero famoso por haber sido presidente del gobierno catalán y el otro por jugar en el FC Barcelona. El señor Puigdemon, de formación periodística, le dio por la política militando en Convergencia y actualmente en JxCat, llegó ser elegido alcalde de Girona y posteriormente el iniciador del procés, Artur Más, lo eligió como sucesor en la presidencia el gobierno de la Generalidad, donde ha desarrollado su principal actividad, la de llevar la iniciativa, instigar, promocionar y organizar el camino hacia la independencia, en el cual ha hecho gala de un posicionamiento extremo, lejos del diálogo con el gobierno de la nación y con los representantes de los partidos llamados constitucionalistas, al final y trás una proclamación de la república catalana, huyó a Bruselas para evitar que la justicia pudiera detenerlo y procesarlo, desde ese momento ha hecho gala de una gran egolatría, en todo momento se ha denominado presidente catalán, ha llevado desde su auto-exilio los hilos de la política de su partido, nunca ha pensado en hacerse a un lado y permitir que otro político de su partido gobernara, el se ha convertido en el símbolo del independentismo y con ello chantajea a los mismos partidos independentistas, el suyo parece aducido por su personalidad y el otro, Esquerra aún haciendo gala de una visión más clara de la realidad, se ve amenazado por la figura de este periodista que acapara todo el protagonismo y que quiere significarse como la bandera del independentismo, sin la que nadie podrá hacer nada.
La otra figura es la del defensa de la selección Piqué, otro al que el protagonismo parece haberle podido, alguien que opina de todo y no teme meterse en todo, no se la formación que tiene, pero lo que no puede es dejar de hablar. Quiere ser víctima y a la vez dictar sentencia, confunde su profesión, jugador de fútbol que recibe una remuneración por hacer lo que sabe, que es jugar al fútbol, no por dar lecciones de integridad o por querer resolver los problemas a su manera, se cree con derecho a insultar como respuesta a sus insultos, olvidando que él es un actor y que la gente paga por verlo jugar no por oírlo, y si parte del público le recrimina es porque él responde desde su posición privilegiada en el campo y ante los medios, porque el domingo no es que mandara callar como lo han hecho muchos futbolistas, sino que mandó callar haciendo el signo de "los cuernos" dirigiéndolo al público. Es cierto que es el centro de las iras de los seguidores blanquiazules, pero él en ningún momento ha hecho nada para intentar apaciguarlos, es más lo que hace continuamente es provocar.  

No hay comentarios:

Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.