Tras las elecciones celebradas en Cataluña parece que la crisis de la izquierda continua, es la confirmación de lo que ha sucedido en Francia, Alemania o en Austria, donde los partidos socialdemócratas no han conseguido los resultados que esperaban. En nuestro caso ésto se ha visto incrementado por la polarización entre separatistas y constitucionalistas que ha enviado a un segundo plano la ideología de izquierda o derecha. Si nos atenemos a los números entre Ciudadanos, JxCat y PP suponen una amplia mayoría frente a ERC, PSC y Podemos, incluso si incluimos a la CUP, la conclusión es que la sociedad se ha escorado hacía la derecha.
La crisis de la izquierda no es de ahora, hace años el triunfo del sistema capitalista y la aparición de la democracia cristiana ha ido limando el espacio de la socialdemocracia. Primera con la casi desaparición de los partidos comunistas, su presencia actual es casi testimonial excepto Podemos en España, aunque su posición ha caído bastante en las últimas elecciones catalanas, después con el cambio de los partidos socialistas hacía la socialdemocracia, cambio en el que renunciaban a la constitución de un estado socialista y sus objetivos se centraban en mejorar la situación social de los ciudadanos y la profundización de la democracia. Con la última crisis económica, de la que aún estamos saliendo, los ciudadanos parece que no confían en los partidos de izquierda, sus votos se han dirigido a la derecha y hacia el centro, con la aparición de la extrema derecha consecuencia fundamentalmente del rechazo a la migración y la apuesta nacionalista, como dice Trump nosotros primero. Las posiciones centristas y equilibradas de los socialistas no parecen convencer a la población, así en Cataluña el PSC a pesar de su discurso conciliador, con propuestas de resolución del conflicto en base a diálogo y a cesiones por las dos partes, reforma de la Constitución incluida, no le han permitido recuperarse. Mientras que Podemos y su socio catalán parecen haber caído desde ser una alternativa de gobierno a ser uno más de la oposición, especialmente por la ambigüedad de su posición en el conflicto catalán.
La crisis de la izquierda es además ideológica, ya que los ciudadanos han visto que en un mundo donde lo que prima es el capital y las multinacionales, son pocas las diferencias entre lo que postula la derecha democratacristiana y la socialdemocracia. Que la corrupción afecta tanto a los partidos y a los políticos de derecha y de izquierda, y que ésto no se le puede admitir a los socialistas pues éstos siempre han alardeado de transparencia e integridad.
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