Adiós a Lana, mi perrita querida. Hoy nos ha dejado, tras más de diez años con nosotros, desde que llegó en una caja de transporte con apenas tres meses, regordita siempre, porque su mayor placer ha sido la comida, con hambre a todas horas. Era una beagle de tres colores, con una cara preciosa, que sabía recibirte y pedirte que la acariciaras en su barriguita, que nunca ladraba por ladrar, tan solo cuando sonaba el timbre o cuando quería comer o beber.
Sirvan estas pocas palabras para decirle adiós a nuestra querida perrita, como reconocimiento a la compañía que nos ha hecho durante su corta vida, que pena que se haya ido.
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