El 23 de febrero de 1981 vivimos un intento de golpe de
estado que puso a prueba a nuestro joven régimen democrático, por el que nuestro
pueblo había luchado durante años. Cuando oímos que un teniente coronel de la Guardia Civil al mando de un
destacamento había entrado armas en mano en el Parlamento, secuestrando al
gobierno y a los diputados allí presentes, no lo creíamos. Rápidamente
intentamos confirmar los hechos, acudimos a las cabinas telefónicas para llamar
a nuestros familiares encontrando que no funcionaban,… Aunque las calles de la ciudad en la que me
encontraba parecían tranquilas, éstas poco a poco se fueron vaciando, al caer la
noche apenas había gente en los locales que normalmente estaban llenos, tan
solo un amigo, yo y el camarero y, de fondo el sonido de una radio dando el
parte cada pocos minutos. Pensamos que podían ser las últimas horas de
libertad, que la dictadura iba a volver,…
Por eso cuando el domingo pasado, 23 de febrero de 2014, el
programa de la sexta “Salvados” presentó un documental en el que se insinuaba que el
golpe de estado fue una “treta” del gobierno, el rey y los principales líderes
políticos con el objetivo de generar una reacción que elevara la imagen del
monarca y sirviera para reactivar la vida política en un momento delicado, lo
primero que sentí fue una fuerte indignación, no me lo creía. He de reconocer
que estaba bien urdido, que los protagonistas parecían saber lo que decían,…
pero había cosas que no cuadraban como el papel que se asignaba a los
generales Armada y Milán del Bosch, cuando después serían procesados por la justica.
Al finalizar el documental apareció una nota indicando que se trataba
de una ficción, justificada porque tras treinta y tres años aún hay papeles clasificados que
impiden conocer la verdad,…;sin embargo, mi indignación no cesó. Creo que es cierto que aún
hay documentos clasificados, que nos falta mucho por saber,… pero también es cierto que fueron muy malos los momentos
que pasamos, que el riesgo para nuestra joven democracia fue real, que todo fue una pesadilla difícil de olvidar.
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