domingo, 7 de julio de 2013

Es hora de cambiar a los partidos.

La política arde, los partidos mayoritarios están acorralados por los casos de corrupción, el PP con Bárcenas y el Psoe con los ERE de Andalucía, aunque distintos suponen una cáncer en la política española. Las encuestas indican que los dos partidos mayoritarios están en mínimos, muy próximos entre sí y, que sus votos los recogen IU y UPyD, pero ojo el desencanto de los ciudadanos españoles frente a los políticos de uno y otro signo y especialmente frente a los partidos no tiene suelo. 
Desde este cuaderno hace tiempo que vengo realizando llamadas a la necesidad de reordenar la vida interna de los partidos, de profundizar en la democracia, en los procesos electorales internos, en la protección de los militantes ante el abuso de los grupúsculos que se generan en su seno y que aún buscando legítimamente el poder, lo hacen en base a clientelismos que impiden las disputas ideológicas e incluso limitan la libertad de expresión. No quiero hablar de los ejemplos recientes de poco tacto democrático, como la decisión de primarias en Andalucía con menos de un mes de plazo para presentar candidaturas.
Por eso, repito la necesidad de una ley nacional de los partidos políticos, como la que existe en los países de nuestro entorno, amén de una ley de transparencia del gobierno y las administraciones, que permita conocer en que se usa y como se usan nuestros impuestos y, cuales son las decisiones y en base a que intereses se toman.

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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.