El anuncio de la banda terrorista ETA del abandono de la lucha armada es sin duda un motivo para la esperanza, especialmente para todos aquellos que estaban en su punto de mira y que han tenido o que huir del país vasco o vivir acompañados por la sombra de sus guardaespaldas siempre en vilo. La izquierda independentista ha sabido llevar el proceso, haciendo que la declaración de la banda fuera inmediata a la celebración de una "jornada internacional por la paz" donde por cierto no estaban representados nada más que ellos y dirigentes internacionales autoproclamados sin contar en ningún momento con el gobierno vasco o con los gobiernos español y francés.
Sin embargo, la desconfianza sigue existiendo, máxime cuando en ningún momento han dicho de entregar las armas, ni han pedido perdón por los múltiples asesinatos que han cometido, se van enarbolando la bandera de la independencia y considerándose los artífices del momento actual. Cuando esta claro que este paso se han visto obligados a realizarlo por el acoso continuo de las fuerzas de seguridad y por el esfuerzo realizado por el estado de derecho en que España esta constituida. Repito que siento desconfianza porque ni siquiera la izquierda política independentista ha sido capaz de pedir perdón, pues siguen pensando que los muertos han sido consecuencia de una lucha por la liberación de su país, al que consideran un estado oprimido, y donde actúan con auténtico desprecio hacia los que no piensan como ellos. Su independentismo sigue siendo una cuestión de fe, y la fe no se puede explicar.
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