La declaración del presidente Zapatero ante el Comité Federal del Psoe ha supuesto una explosión en las noticias políticas del país, centrando la atención de todos los medios. Quizá por ello la publicación de la resolución de la sala del Tribunal Supremo con el voto particular de siete de sus magistrados ha pasado a un segundo plano. El sábado una gran manifestación en la que miles de personas solicitaron la legalización de Sortu es la muestra de la presión que los seguidores de esta formación quieren realizar sobre el Constitucional, ésto y los argumentos esgrimidos por los magistrados dirimentes del Supremo pueden hacer que los jueces del alto tribunal fallen a favor de la legalización.
El cambio que los promotores de este partido han manifestado, así como el contenido de sus estatutos, los cuales parecen ajustarse a lo exigido por la Ley de Partidos, debería ser suficiente para que la nueva formación sea legalizada. Hemos de huir de juzgar aquello que no ha sucedido y no puede basarse una decisión como ésta en los temores o conjeturas de que Sortu sea el brazo político de ETA y por tanto por prevención no ha de aceptarse su legalización.
Otra cosa distinta es el recelo que políticamente nos supone este partido y sus miembros, pues es muy difícil de olvidar el comportamiento fascista de muchos de ellos, la presión que durante muchos años han ejercido sobre el resto de los ciudadanos con ideas distintas al nacionalismo y la independencia, y lo peor es que también nos será muy difícil sino imposible olvidar su silencio frente a los atentados y las muertes.
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