viernes, 15 de abril de 2022

Triunfo de la Semana Santa tras el Covid

La Semana Santa es ante todo un intervalo vacacional entre la Navidad y el verano, que coincide con una manifestación tradicional de religiosidad que se expresa en forma de desfiles procesionales donde se exhiben imágenes y personas disfrazadas de distintas maneras. Este año tras dos de pandemia se ha producido una auténtica explosión, el triunfo de la Semana Santa.

Tras dos años de pandemia, los ciudadanos están deseosos y necesitados de apertura, de libertad, de poder moverse sin cortapisas,… y aunque las mascarillas siguen siendo obligatorias en los interiores y recomendables cuando hay aglomeraciones, y sin que el riesgo de contagio Covid haya acabado, la necesidad de poder salir de tu ciudad, de acudir a la playa, a la montaña o a las ciudades donde son famosas las procesiones se impone, especialmente a los que residen en las grandes urbes.

No soy muy adepto a esas manifestaciones o exaltaciones santas, veo más folclore que fe, si el paso no puede salir porque llueve creo que los que lloran lo hacen porque no pueden cumplir su sueño, más que por fe. La tradición que se ha impuesto en las últimas décadas, creando la necesidad a los niños/as a las que visten de penitentes y de costaleros desde pequeños, con mini-procesiones donde van adquiriendo ese hábito son más formas de distinción y visualización que formas de expresión religiosa.

Los pasos sin duda son una forma de visualizarse, la cofradía por lo bien que ha decorado el paso sin escatimar en gastos, los penitentes cubiertos por esos feos capiruchos son el símbolo del incógnito junto con los currantes que se meten debajo del paso y que las sufren canutas para moverlo en un esfuerzo que en muchos lugares recibe remuneración, de hecho hay cuadrillas de costaleros que venden sus servicios, y por último las bandas que tocan música de acompañamiento. Después encontramos a las “manolas” vestidas de negro con velo y peineta luciendo figura y belleza, las autoridades que no han perdido la costumbre franquista de estar, los directivos de las cofradías, capataces que trabajan para dirigir y coordinar,….todo un espectáculo que arrastra masas y que sin duda es un atractivo turístico que permite a las ciudades obtener cuantiosos beneficios, es sin duda una forma de economía necesaria en algunas ciudades sobre todo del sur, encabezadas por Sevilla.


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Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.