viernes, 4 de febrero de 2022

El nuevo zar juega a la guerra

 Rusia, heredera de la antigua URSS, convulsa en lo económico y con un sistema político autártico que impide el desarrollo de la democracia, quiere recordar su antiguo imperio, quiere actuar como una potencia mundial a la que se le debe respeto y con la que hay que contar a la hora de resolver conflictos. Su presidente Vladimir Putin, antiguo espia del KGB, manda con mano de hierro sobre el país, estableciendo una estrategia cuyo principal objetivo es la desestabilización de los estados democráticos. Lo ha hecho en el tema del independentismo catalán, que nos afecta de cerca, y antes en las elecciones norteamericanas apoyando a Trump. No le importa utilizar los ciberataques para paralizar economías, para obtener ventajas con sus resultados de espiionaje industrial, no duda en apoyar a regímenes como Siria o Venezuela, apoyándolos incluso con la presencia de tropas y armamento. 

Ahora ve cómo sus fronteras o mejor dicho sus "antiguos socios", satélites, lo abandonan en pro de occidente, e incluso se integran o al menos lo intentan en la OTAN. De ahí sus actuaciones directas en la frontera sur, en Asía, y ahora vuelve su mirada hacía Ucrania a la que ya le ha arrebatado la península de Crimea. No duda en tensar la cuerda, no le importa amenzazr con la concentración de grandes contingentes de tropas en las fronteras de Ucrania, no duda en lanzar ciberataques contra este pais, o cerrarle la llave del gas, porque Putin quiere recuperar el pasado imperial de Rusia y tan solo puede hacerlo de esta manera ya que en lo económico no logra el desarrollo de los países occidentales o de su vecino y ya gran potencia China. 

El líder ruso va a utilizar o mejor dicho ya lo utiliza el gas de siberia para amenazar a Europa, logrando ya un encarecimiento de este combustible que ya está afectando al precio de la electricidad del antiguo continente. Alemanía depende del gas ruso, lo que le impide tomar medidas que pongan en peligro el famoso gaseoducto del norte, EEUU está lejos y su actuación atiende más a razones de prestigio que a otra cosa. Putín está consiguiendo afectar a la economía europea, quiere frontreras "seguras" donde mantener su influencia, y para ello va a utilizar los medios de los que dispone: el gas, la guerra electrónica y el movimiento de tropas, mientras en Rusia la oposición seguirá perseguida, la libertad de expresión seguira suprimida,... todo para que el nuevo zar juegue a la guerra.

3 comentarios:

Lucas dijo...

Rusia de la mano de Putin intenta recuperar su pasado imperialista, es cierto, pero finalizada la guerra fria ¿que sentido tiene seguir ampliando la OTAN?. Saludos

Javier dijo...

Europa no puede continuar dependiendo de las toses de Rusia con el gas, debe plantearse alternativas futuras de abastecimiento, incrementando su compra a los países del norte de África, eso implicaría construir nuevos gaseoductos pero a la larga diversificar es la solución.
Saludos

Anónimo dijo...

Escuchen las noticias antes de hablar, hoy nos dicen que hay un sistema de misiles en la frontera polaca casi listos para entrar en funcionamiento. ¿A donde apuntan? pues a Rusia, ¿son necesarios?. Pues yo creo que no ayudan a la distención, e incluso impiden que Rusia se coloque en el sitio que le corresponde en el escenario mundial y es como una potencia en lo militar pero un país mediocre en lo económico.

Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.