Esta semana Joe Biden ha comenzado a gobernar la mayor democracia del mundo, político del partido Demócrata, católico estadounidense de setenta y ocho años de edad, hombre cargado de experiencia no solo política.
En Alemania la actual canciller Angela Merkel, (66 años), termina su liderazgo y parece haber encontrado un sucesor en su partido, Armin Laschet, de 59 años, ambos con experiencia acumulada. En la todopoderosa China Xi Jinping, 67 años, dirige el país más poblado del mundo, y en su vecina Japón, Yoshihide Suga gobierna a sus 72 años. En el segundo país más poblado del mundo, India, el gobierno está bajo la batuta de Narendra Damodardas Modi, 70 años. Así podríamos seguir con otros grandes países donde las tareas de gobierno recaen sobre personas mayores de cincuenta y de gran experiencia no solo política, incluso el premier británico y el primer ministro italiano cumplen esta característica.
Es cierto que hay países donde los gobernantes son más jóvenes, caso de Sanna Marin (34 años) en Finlandia, Oleksiy Honcharuk (35 años) en Ucrania, y Jacinda Ardern (39 años) Primera Ministra de Nueva Zelanda, incluso nuestro presidente tiene unos pocos más de cuarenta.
El riesgo de tener políticos no solo demasiado jóvenes, sino faltos de experiencia laboral o empresarial es que actúan exclusivamente siguiendo poco prácticos, ideológicos sí pero sobre todo basados en el principio de que obtener el poder es lo importante y para ello siguen el principio "el fin justifica los medios". Olvidan que el político en esencia es un servidor público, que la ideología que defiende e intenta poner en práctica tiene por objetivo mejorar la vida de su país, que sus acciones deben estar impregnadas de buscar lo mejor para su pueblo, para ello deben aportar soluciones, deben poner como valor lo mejor para la sociedad, independientemente de quién lo haga, deben olvidar la descalificación sin base objetiva, todos pueden equivocarse pero seguro que ese error surge como consecuencia de poner en práctica alguna solución.
Es una pena que en los partidos prime la lucha interna por el poder en base a amiguismos y no en base a capacidad, ésta es la razón de que lleguen al poder personas sin experiencia cuyo único curriculum es la militancia en su partido, y de que se creen grupos internos con el único objetivo de alcanzar el poder y beneficiarse. Creo que muchos políticos actuales de nuestro país deberían realizar una autocrítica de ellos mismos, de sus actuaciones, de sus razonamientos, de sus decisiones, de sus argumentos sin fundamento,.... porque por desgracia la experiencia que les falta no se les puede inyectar como si de una vacuna se tratara.
Hay que hacer una llamada a los partidos, señores vean lo que tienen como dirigentes, de verdad eso es lo que quieren, pregúntense si lo que hacen sus líderes es lo adecuado y correcto, analicen como es posible que auténticos incapaces hayan llegado arriba. Pero una cosa, no caigan de nuevo y actúen.
2 comentarios:
En este país prima la conspiración partidista para conseguir el poder, primero en la formación y después a nivel de estado. Así tenemos "grandes políticos": Casado, Ayuso, Susana Díaz, Irene Montero,....
Los perjudicados, pues como siempre el país y los ciudadanos.
Saludos
El régimen de partidos es una de los fundamentos del estado democrático, pero hay algo que los militantes y dirigentes deben aplicar: la democracia interna e intentar que aquellos mejor preparados sean los que lleguen. El problema es que la ambición de poder hace que eso no funcione.
Saludos
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