Fase 1 de desescalada en el 51%
del país, alegría, esperanza, pero también cierto temor, porque si cuando
comenzó la fase anterior se producían incumplimientos, había aglomeraciones y no
se respetaba la distancia de seguridad, ahora con cafeterías, bares y
restaurantes abiertos aunque sea al 50%, con posibilidad de reuniones familiares,
tan esperadas, no sé si seremos capaces de mantener esa conducta elogiosa del
confinamiento. Porque esto no es una carrera, ni mucho menos, aquí ganamos y
perdemos todos, el hecho de que se produzcan incumplimientos lo que puede producir
es un rebote y creo que no estamos preparados para eso.
El paso a esta nueva fase permite
cierta activación de la economía, la vuelta al trabajo de muchos ciudadanos que
se vieron despedidos por un Erte o por un despido procedente, la apertura también
de comercios, de concesionarios de automóviles, … ayuda a poder salir antes de
la profunda crisis en la que nos encontramos. Pero ojo, las vidas son antes que
la economía, poder tener preparados nuestros centros sanitarios, desde la
atención primaria a la hospitalaria es fundamental, los sanitarios necesitan
descansar del estrés de días y días de trabajo intenso y de riesgo.
Existen provincias y comunidades
que continúan en la fase 0, la mayoría reconoce que aún no están preparadas,
otras se quejan de trato desigual o discriminatorio, y se con certeza que lo
que más pesa es la presión de la economía, de los empresarios y autónomos que
no pueden resistir más, de los trabajadores que no tienen recursos para poder
vivir,… pero señores piensen que una salida en falso puede ser nefasta y retrasar
aún más la recuperación. Son los momentos de aportar y de ser solidarios, de
arrimar el hombro cuando sea necesario, estamos en una situación desconocida,
en una crisis mundial que no entiende de fronteras, de ideologías, de
religiones,… y todos la estamos sufriendo en mayor o menor medida, este virus
no es un arma de guerra sino un ser que nos ataca sin piedad y ante el que
actualmente carecemos de armas con las que defendernos.
Los científicos, los epidemiólogos,
médicos, enfermeras,… nos han dicho que es posible un rebrote, más peligroso
que el tenido, nos han confirmado que la enfermedad ha venido para quedarse,
que hasta que no tengamos una vacuna no habrá inmunidad,… la incertidumbre es
grande y la esperanza también, hemos de aprender a vivir de otra manera, las
costumbres han de cambiar, el roce con los demás casi desaparecerá, las
mascarillas en todos los lugares, los guantes, la distancia mandaran durante
mucho tiempo, nos saludaremos como mucho chocando los codos, porque la mano, un
beso o un abrazo tardarán mucho en producirse.
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