Dos congresos celebrados en el mismo fin de semana y en la misma ciudad con triunfo claro de los dos líderes Iglesias y Rajoy. Así mientras en el PP se confirmaba el liderazgo del presidente de gobierno ante los ataques, pocos eso si, de los aznaristas y, se mantenía a Cospedal como secretaria general aunque con Maíllo como su lugarteniente; es decir, continuidad y oidos sordos a los que gritan desde sus poltronas porque se fueron y nunca quisieron irse.
En Vista Alegre por contra se produjo el enfrentamiento esperado con la derrota clara de Errejón y los suyos, que vieron como Pablo Iglesias ganaba en todas las batallas, como el modelo de partido sería el propuesto por el ala iglesista y cómo el "niño" se veía relegado hasta un tercer lugar. Las bases inscritas votaron, pidiendo que el germen rebelde e inconformista que dio lugar a los movimientos ciudadanos que desembocaron en la formación morada, siga siendo la esencia de este partido. Errejón, el pragmático, dialogante e institucionalista debe reconsidera cual es su posición en Podemos, aunque el congreso terminó con gritos de unidad a nadie se le escapa que el treinta por ciento derrotado está ahí y se siente dolido sobre todo ante las formas en las que se llegó a este congreso. Pablo es el líder indiscutible, ahora le toca administrar la victoria, haciendo lo que se hace en todos los partidos, es decir enterrando a los opositores y colocando a sus fieles, o dar muestra de magnanimidad y de mano izquierda y saber aprovechar el valor de los que presentaron una línea distinta de partido.
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