sábado, 18 de marzo de 2023

Funcionarios. Necesarios y controvertidos.

La función pública existe en todos los países del mundo, independientemente de la estructura de los estados, de que sean más o menos liberales, siempre vamos a encontrar a la administración que está representada por sus funcionarios. Y en todos sitios parece que su actuación es controvertida, cierto es que existen grandes diferencias por ejemplo en España y en los países europeos en general el cuerpo o los cuerpos de empleados públicos es estable frente a los cambios de gobierno, mientras que en EEUU cada vez que cambia el gobierno cambia la administración. ¿función pública en EEUU?

Pero en este post/artículo quiero romper una lanza por los funcionarios independientemente de la administración a la que pertenezcan. Es cierto que aprobar unas oposiciones y conseguir una plaza te da seguridad para toda la vida, y que para separarte del trabajo hay que hacer algo muy grave, pero no es cierto que todos sean unos vagos,  que se dedican a tomar café y a ir de tiendas, porque hay que decir que la mayoría cumple con su trabajo y muchos de forma muy eficiente. 

Quizá mi opinión esté condicionada por el hecho de que he sido funcionario casi toda mi vida laboral, salvo los primeros años en los que trabajaba en la empresa privada, tras aprobar mis oposiciones entre a formar parte del cuerpo de enseñantes públicos y posteriormente con mi segunda oposición en el cuerpo de la administración pública donde llegue a tener un puesto de responsabilidad. Tanto en un sitio como en otro he visto a gente responsabilizada, comprometida con su trabajo, intentando hacerlo lo mejor posible, pero también con iniciativa a pesar de las limitaciones con las que se encontraban. 

 En ambos sitios he pasado del trabajo como quien dice a mano, sin los recursos necesarios para poder desarrollarlo, principalmente informáticos, a una situación en la que disponíamos de lo necesario para poder desarrollar nuestras funciones de forma más o menos eficiente, porque aún quedan cosas por conseguir. Y he de decir que tanto en los centros de enseñanza como en la administración pura y dura he encontrado que la mayoría de mis compañeros, subordinados y jefes eran y son gentes cumplidoras, comprometidas con su trabajo. Es cierto que existen excepciones y lo que molesta es que la imagen de la administración pública sea la de aquellos que no cumplen.

Si me centro en la enseñanza, (secundaria y universitaria que es la que conozco directamente), he visto pocos vagos, es más afirmaría que la mayoría son profesionales muy comprometidos, muy preocupados por dar una educación de calidad, actualizada y en la que se tienen en cuenta las singularidades del alumnado. Aquí he de puntualizar que los docentes de secundaria y bachillerato son mucho más comprometidos con el alumnado que los universitarios, a los que parece pesarles el individualismo y los éxitos personales en una lucha continua con sus iguales. 

Si hablo de la administración pura y dura, la que gestiona los procedimientos que afectan a los ciudadanos en general, por ejemplo las ayudas y subvenciones, he de decir que en su gran mayoría son personas cumplidoras que hacen su trabajo con minuciosidad y respetando las normativas. Aquí he de indicar algo que los que estábamos con responsabilidades notábamos y no teníamos las herramientas necesarias para resolverlas, me refiero a la gran disparidad de cargas de trabajo que soportaban unos y otros en función del tema, consejería o ministerio, a la que pertenecían. He visto funcionarios desbordados por tener que cumplir unos plazos exigidos por los presupuestos comunitarios, y cerca de ellos servidores públicos a los que parecía sobrarles el tiempo, sin plazos y sin carga de trabajo. El problema era doble, porque por un lado no podías mover al personal de un lado a otro, ya que estaban encasillados por la relación de puestos de trabajo, y además  a aquellos con mayor carga y responsabilidad no se les podía premiar con complementos o sueldos superiores, también por el sistema de concursos y por las limitaciones presupuestarias, y ojo es algo que ni el famoso complemento de productividad ha subsanado, más cuando éste se utiliza fundamentalmente para premiar a los directivos.

Podríamos hablar mucho de los funcionarios, difícilmente lograríamos eliminar la mala fama que tienen, pero hemos de reconocer que la gran mayoría cumple con su trabajo, hemos de añadir que los sueldos de la administración no son nada competitivos, que normalmente todos los años pierden capacidad adquisitiva, que las posibilidades de desarrollo profesional está muy encorsetado y sujeto a criterios muy concretos que normalmente no toman en cuenta la valía profesional en el ejercicio de las funciones encomendadas. También hemos de incidir en que para ingresar en la función pública hay que hacer un esfuerzo inicial, aprobar unas oposiciones,.... algo que no sucede en las empresas privadas donde más bien funciona el amiguismo, y la familia. 

Creo que nadie puede discutir la necesidad de tener unos funcionarios eficientes, porque en el mundo actual además son necesarios para poder desarrollar las políticas públicas de los gobiernos, desde al municipio a las instituciones europeas o supranacionales.

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