lunes, 3 de mayo de 2021

La simpleza tiene nombre, Ayuso.

Por fin terminó esta campaña, Madrid será la capital pero nada más, eso de intentar hacernos partícipes de la locura de alguno de sus políticos no es de recibo y creo que a muchos ni nos incumbe ni nos importa. Incluso pienso que muchos madrileños estarán sorprendidos y hasta asqueados de lo que a lo largo de estos días ha sucedido, espero que sean conscientes y no se dejen engatusar por el lenguaje anodino, por las ocurrencias,... porque ideas y soluciones no se han vista en esta campaña. 

Y menos de la señora Ayuso, alguien tan simple que define libertad con no ver a la pareja tras haber rota con ella, o poder tomar cañas donde te apetezca,... como si la pandemia fuese dirigida por el gobierno de Sánchez. No se si sus mensajes son  premeditados y tienen el único objeto de descafeinar la política.

Pero no olvidemos que si alguien ha conseguido tensar la cuerda, hacer que se olviden los programas, sin duda ha sido Monasterio, creo que su objetivo estaba claro, romper y crear crispación, hacer aflorar las vísceras, porque su mensaje y el de su partido esta claro que es el de la extrema derecha de toda la vida, aquella que en Alemania logro aupar a Hitler, y en Italia a Mussolini, una derecha que utiliza las vías democráticas para  tomar poder y acabar con los derechos y libertades.

Pero lo dicho, por fin terminó la campaña, aunque aún nos queda lo peor, porque según las encuestas a la simpleza parece corresponderle el triunfo, y vamos listos si hemos de aguantar un triunfo excesivo del PP de Ayuso.

Concluyendo si bien la simpleza tiene un nombre, Ayuso, me parece que eso solo es apariencia, detrás tiene mentes que le indican el camino, por lo visto el trumpismo no es un fenómeno exclusivo de los EEUU, aquí también los tenemos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Madrid quiere ser mucho más que una comunidad con la capital de España, quiere ser España. Y ojo, que tenga los privilegios que tiene, que sus políticos se consideren algo más que regionales no justifica que quiera ser más de lo que es.

Proverbio castellano

Quien no oye consejo, no llega a viejo.